martes, 29 de abril de 2008

Verdades y mentiras sobre la reforma energética



Verdades y mentiras sobre
La reforma energética



Por: Manuel Padilla Muñoz
PRIVATIZAR SIGNIFICA hacer que una empresa pase a ser propiedad de la llamada iniciativa privada; es decir, de los ricos y multimillonarios que tienen el dinero suficiente para comprar una empresa de la envergadura de Pemex. Así como Carlos Slim compró Teléfonos de México y ahora es --- ¿no le dará vergüenza?--- el segundo hombre más rico del mundo mientras más de 60 millones de mexicanos viven en la pobreza. El calderonismo espurio y sus socios, los dueños del dinero, tanto nacionales como extranjeros --- españoles principalmente---, aseguran que con la mal llamada reforma energética que pretenden, Pemex no se va a privatizar, que será siendo un monopolio gubernamental propiedad del pueblo de México. Esta afirmación es muy engañosa; por eso debemos decirle al pueblo la realidad. Calderón y los panistas aseguran que Pemex solo se va a asociar con empresas que van a ayudarle a extraer el petróleo. O sea, vamos a compartir el petróleo con empresas privadas, tanto nacionales como del extranjero; sí, esas que no tienen patria, solo intereses. Dicen los panistas que se darán contratos y concesiones espetando la Constitución. ¿Cómo, si el artículo 27 de nuestra Constitución dice: “Tratándose del petróleo (...) no se otorgarán concesiones ni contratos”?
Pero además, en su delirio privatizador, los panistas calderonistas aseguran que Pemex ya no es rentable. Veamos: En los dos primeros meses de este 2008, Pemex exportó 1 millón 432 mil barriles diarios. En ello gastó 6.16 millones de dólares diarios pero ganó 114.53 millones de dólares diarios. Es decir, tuvo una ganancia del... ¡1,760 %! ¿No es Pemex la empresa más rentable de México? Sí, precisamente por eso quieren los panistas que se privatice.
Contrario a los que aseguran los panistas, Pemex no está en quiebra; es la segunda empresa petrolera con más ganancias en el mundo, antes de impuestos, claro. En el 2007, Pemex dio al gobierno, vía impuestos, 880 mil 459 millones de pesos y tuvo un superávit de 147 mil millones. Para 2008, se estima que Pemex aportará al gobierno 457 mil millones para financiar al gobierno; sobre todo ahora que los precios son históricamente elevados. La quiebra de Pemex es una ficción de los panistas pues desde hace décadas, el gobierno casi no le cobra impuestos a las empresas nacionales y extranjeras y se repone cobrándole a Pemex.
En realidad, las transnacionales petroleras en ningún país exploran o invierten pero si se quedan con entre el 50 y el 80% de las ganancias. Esas empresas, en promedio, se quedan con el 84 por ciento de las ganancias petroleras. Por otra parte, Felipe Calderón afirma que las reservas petroleras están en aguas profundas del Golfo de México --- el “tesorito”, le ha llamado--- y que no tenemos tecnología para sacarlas. Es falso, nuestras reservas están en tierra y en aguas poco profundas del Golfo. Además, las empresas transnacionales no tienen esa tecnología, la que rentan a la empresa noruega Oil Rig. Tratan de engañarnos asegurando que las empresas transnacionales no atentan contra la soberanía nacional cuando en realidad afectan a todos los países donde entran. Después, es difícil sacarlas. Recordemos la Revolución de 1910 con un millón de muertos.
Si se privatiza el petróleo, el país ya no será de los mexicanos sino de las empresas transnacionales. Salvador Allende en Chile fue derrotado por una revuelta auspiciada por la empresa telefónica ITT. México perdería gran parte de sus ingresos. Se estima que de cada peso que tiene el gobierno federal, 45 centavos provienen del petróleo. Habría menos dinero para escuelas, empleo, salud, servicios, educación y fortalecimiento de estados y municipios.
¿A quiénes conviene esta privatización? A un grupo de empresarios y funcionarios corruptos que harían el negocio del siglo con un bien de la nación. Preguntémonos: ¡Cómo se enteró mucho antes la banca acerca de los bonos petroleros que pretende el gobierno vender a 100 pesos? Información privilegiada que obtienen los grandes empresarios para hacer jugosos negocios.
¿Qué nos queda? Primero, una auditoría en Pemex para transparentar la relación de Felipe Calderón, de Mouriño, de César Nava, de Elías Ayub y Dionisio Pérez Jácome, hijo, con empresas transnacionales, especialmente la española Repsol.
“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”.

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