viernes, 14 de noviembre de 2008

El asesinato de Obama, posbilidad abierta...


El asesinato de Obama,
posibilidad abierta ...

Antonio Cerda Ardura/En Sentir de Coahuila
El pasado 4 de julio tuvo lugar el estreno en México del falso documental británico Death of a President (Muerte de un Presidente), centrado en el ficticio asesinato del presidente estadounidense, George W. Bush.Calificada como “despreciable” por la senadora Hillary Clinton, originalmente planeada para televisión y proyectada por primera vez el 10 de septiembre de 2006, en el marco del XXXI Festival Internacional de Cine de Toronto, en donde obtuvo el premio Fipresci de la crítica, esta polémica cinta ubica el sacrificio del mandatario en Chicago, el 19 de octubre de 2007.El director, Gabriel Range, realizó un meticuloso montaje de metrajes reales de las actividades de Bush y de efectos especiales generados por computadora para construir una narración convincente de cómo, al salir de una reunión con empresarios, al ser roto su perímetro de seguridad por una manifestación antibélica, el presidente del país más poderoso del mundo es abatido a tiros por un francotirador, lo que desata la histeria colectiva y el previsible caos.En medio de la crisis política, las pistas sobre el agresor llevan hasta un sujeto de origen sirio llamado Jamal Abu Zikri, en tanto que en la trama se repasan algunos de los grandes defectos de parte de la sociedad y del sistema de gobierno norteamericanos, como el racismo, el acotamiento de las libertades, el sensacionalismo, la paranoia del terrorismo en las altas esferas del poder y las decisiones estúpidas, como la acometida guerrera en contra de Irak.Aunque una de las virtudes sobre los Estados Unidos que demostró esta película (de la que algunas secuencias pueden verse en Internet: http://www.youtube.com/watch?v=UrSmNLz35jQ y http://www.youtube.com/watch?v=_rUxe2dVevM) es la innegable apertura para la libre expresión, ya que nunca se había hecho un filme sobre el asesinato del mandatario en turno, lo cierto es que la posibilidad de la ejecución del presidente de esa nación, o de cualquier otra, es siempre una posibilidad abierta y preocupa a muchos norteamericanos, más ahora que van a ser gobernados por un individuo de raza negra.Van cuatroDe los 43 hombres que han ocupado la silla presidencial estadounidense, cuatro han sido asesinados durante su mandato: Abraham Lincoln, James A. Garfield, William McKinley y John F. Kennedy.Abraham Lincoln fue baleado el 14 de abril de 1865 por el actor John Wilkes Booth, durante una función teatral en Washington, y falleció al día siguiente del atentado. Su victimario fue perseguido y finalmente muerto, el 26 de abril. Lo sucedió el vicepresidente Andrew Johnson.El vigésimo presidente, James Abram Garfield, fue baleado el 2 de julio de 1881, en la ciudad de Elberon, por el resentido social y fanático religioso Charles Julius Guiteau, cuando apenas cumplía cuatro meses en el cargo. Murió el 19 de septiembre, dejando el poder al vicepresidente Chester Allan Arthur.El 6 de septiembre de 1901, en Buffalo, Nueva York, el presidente William McKinley fue también baleado por el anarquista polaco Leon Czolgosz y murió ocho días después. Su sustituto fue el vicepresidente Theodore Roosevelt.El 22 de noviembre de 1963, John F. Kennedy fue asesinado a balazos en Dallas, Texas, supuestamente a manos de Lee Harvey Oscar, pero el crimen no ha sido esclarecido.Sobre Lincoln y Kennedy circula una curiosa comparación, que ha dado motivo a cientos de especulaciones. Entre las similitudes más sobresalientes destacan: los apellidos de ambos están formados por siete letras; Lincoln ingresó al Congreso en 1846 y Kennedy en 1946; fueron elegidos presidentes en 1860 y 1960; los dos fueron asesinados un viernes, de un disparo en la cabeza; sus esposas perdieron un hijo viviendo en la Casa Blanca; la secretaria de Lincoln se apellidaba Kennedy y la de Kennedy, Lincoln; Lincoln fue baleado en el Teatro Ford y Kennedy en un automóvil Lincoln, de la empresa Ford; fueron sucedidos por Andrew Johnson y Lyndon Johnson, uno nacido en 1808 y el otro en 1908; los nombres de sus asesinos, John Wilkes Booth y Lee Harvey Oswald, ambos de origen sureño, están formados por 15 letras; Booth nació en 1839 y Oswald en 1939, y los dos fueron asesinados antes de llegar a juicio, con revólveres Colt.Otros nueve presidentes han sobrevivido a intentos de asesinato, la mayoría mientras ostentaban el cargo: Andrew Jackson (1835), por Richard Lawrence; Theodore Roosevelt (1912), por John Schrank (después de finalizar su mandato); Franklin Delano Roosevelt (1933), por Giuseppe Zangara (antes de iniciar su gestión); Harry S. Truman (1950), por Griselio Torresola y Oscar Collazo; Richard M. Nixon (1974), por Samuel Byck; Gerald Ford (1975), por Lynette Fromme y Sara Jane Moore; Jimmy Carter (1979), por Raymond Lee Harvey; Ronald Reagan (1981), por John Hinckley, y William Jefferson Clinton (1994), por Francisco Durán.Obama, “terrorista”Aunque el presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, ha contado con la protección de agentes del Servicio Secreto desde el 3 de mayo pasado, la condición de que será el primer mandatario de raza negra en la historia de un país con un largo expediente racista, pone en peligro su vida y más con la exasperación social que está produciendo la crisis económica.Identificado por su equipo de seguridad con el apodo clave de “Renegado”, Obama, según sus médicos, goza de muy buena salud, a pesar de su compulsiva adicción al tabaco que sólo dejó cuando inició su campaña, en 2007. Sin embargo, su camino hacia la Casa Blanca ha estado sembrado de todo tipo de desplantes discriminatorios, que son señales graves y sólo demuestran lo poco que se ha cambiado sobre este tema en Estados Unidos.El desaire más reciente provino del comediante David Alan Grier, en el programa televisión por cable, Chocolate News (Noticias de chocolate), en el cual se burló de la herencia racial mezclada del ex candidato. Grier señaló: “¿Me gustaría tener un presidente negro-negro? ¡Por supuesto! Quiero un negro que no pueda parar un taxi en Manhattan. Tan negro que cuando ponga un pie en el edificio de la ONU, los líderes extranjeros digan: «No, este hijo de puta no»”.Si los puntos flacos de Obama, como la circunstancia de que nunca ha visitado Latinoamérica, fueron aprovechados por sus oponentes, como el asesor en política exterior de John McCain, Randy Scheunemann, para intentar descalificarlo, los grupos derechistas han ido más allá, retratándolo como un peligro social. El autodenominado grupo America’s Survival (Supervivencia de Estados Unidos), por ejemplo, ha publicado en su página de Internet informaciones sobre presuntas conexiones comunistas del presidente electo, desde su infancia en Hawai hasta su ascenso en la arena política estatal en Chicago.El propio dirigente de esa organización, Cliff Kincaid, aseguró que Obama se asoció en el pasado con grupos y personas de extrema izquierda desleales a los Estados Unidos, sin que las pruebas al respecto “hayan sido aceptadas por los medios de comunicación”. Otras agrupaciones han propalado también por la red virtual, en forma errónea, pero con intenciones aviesas, que Obama es musulmán, en momentos en que la mayoría de los estadounidenses ven a los seguidores del Islam como sinónimo de terroristas.El grupo evangélico Focus on the Family Action (Foco en la Acción de la Familia), intentó, incluso, atemorizar a los electores describiendo un panorama caótico nacional durante la presidencia de Obama. En su documento titulado: Carta desde 2012 en los Estados Unidos, esta organización indica que, con Obama en el poder, las ciudades serán atacadas por terroristas; Rusia invadirá Europa oriental; Israel será agredida con armas nucleares, y, lo más simple, el matrimonio entre homosexuales será legal en todos los estados.Uno de los infundios más corrientes, que sólo ponen al descubierto el racismo que late en las entrañas del sistema de gobierno norteamericano, lo lanzó, el 4 de octubre pasado, la ex candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, quien acusó a Obama de “juntarse con terroristas”, refiriéndose, específicamente, al actual profesor de la Universidad de Illinois, William Ayers, fundador de la Weather Underground Organización (WUO). Este grupo radical de estudiantes de izquierda surgido en 1969 y opuesto a la guerra de Vietnam, realizó diversos atentados dinamiteros contra bancos y edificios públicos, entre ellos, a estaciones de policía en San Francisco y Nueva York (16 de febrero y 9 de junio de 1970, respectivamente), un condominio público de Greenwich Village, Nueva York (6 de marzo, 1970), el Capitolio (1 de marzo, 1971), el Pentágono (19 de mayo, 1972) y el edificio Harry S. Truman, sede del departamento de Estado (29 de enero, 1975).“Nuestro rival considera a Estados Unidos tan imperfecto”, dijo la también gobernadora de Alaska en uno de sus mítines de campaña, “que mantiene contactos con criminales que atentarían contra su propio país”.Aunque Ayers y Obama fueron vecinos en Chicago, discutieron reformas educativas; compartieron trabajo comunitario contra la pobreza, entre 2000 y 2002, dentro de la Fundación Woods de esa ciudad, y se han visto ocasionalmente, no fueron cómplices en el activismo antisistema, ya que Obama ni siquiera tenía diez años de edad cuando se cometió el peor atentado de Weather Underground.Conspiraciones frenadasMás allá de las simples palabras, lo que preocupa en serio a una buena parte de la sociedad estadounidense, en especial a la comunidad negra, no es sólo el hecho de que el número de “agrupaciones de odio” que operan en Estados Unidos se ha incrementado en un 48 por ciento desde el 2000, según el informe anual del Southern Poverty Law Center, sino que los racistas y los grupos neonazis puedan usar la violencia y acaben por asesinar a Obama, como ocurrió con el reverendo Martin Luther King.Ese mismo centro aseguró que la organización fascista National Alliance está llamando a los jóvenes a reclutarse en los batallones de infantería ligera del ejército norteamericano, “ya que la lucha futura será urbana, casa a casa, barrio a barrio, hasta que cada ciudad quede limpia de razas extrañas”.En agosto pasado, la televisora local de Denver, KCNC-TV-CBS4, afirmó que cuatro personas que planeaban atentar contra Obama habían sido detenidas. Los sospechosos, entre los que se encontraba una mujer, tenían en su poder dos rifles de alto calibre con mirillas telescópicas, ropa de camuflaje y drogas, y planeaban asesinar al senador, el 28 de agosto, en la Convención Demócrata que le otorgó la candidatura presidencial.Según la estación, uno de esos sujetos, Tharin Robert Gartrell, el cual fue detenido el 24 de ese mismo mes en Aurora, Colorado, por un incidente de tránsito, confesó que iba a matar a Obama desde un punto elevado, a una distancia de 685 metros, utilizando uno de los rifles.Este arresto condujo a la captura de sus cómplices, Shawn Robert Adolf y Nathan Dwaine Jonson, y a la novia de uno de ellos Natasha Gromack. Uno de los conspiradores llevaba un anillo con una cruz gamada, por lo que se dedujo que tenían vínculos con organizaciones que defienden la supremacía racial blanca.El 22 de octubre, en el estado de Tennessee, la policía detuvo a Daniel Cowart y Paul Schlesselman, quienes pretendían asesinar a 88 personas y decapitar a 14 afroamericanos, sellando esa matanza con el ajusticiamiento de Obama. Ambos números son una constante en la simbología neonazi: el número 88 representa por duplicado la octava letra del alfabeto, “h”, en un trasunto del saludo nazi de Heil Hitler. El número 14 representa un slogan que proclama la supremacía de la raza blanca.El plan, que también incluía la masacre de 102 niños negros en el estado de Misisipí, fue desarticulado por la oficina federal encargada del control de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF), que logró la aprehensión de los neonazis cuando intentaban asaltar a un vendedor de armas.Cowart y Schlesselman sostuvieron que, vestidos con smokings blancos y sombreros de copa, pretendían lanzarse con un vehículo a toda velocidad contra Obama, disparando por las ventanillas.Gerald Posner, investigador de los asesinatos de Kennedy y de Luther King, ha sostenido que Obama no corre más riesgo de sufrir un atentado que el presidente Bush o que Hillary Clinton. Sin embargo, asegura que el miedo se relaciona más con el hecho de que es el primer negro que llegará a la presidencia.“La posibilidad del asesinato de Barack nos asusta en un sentido diferente —dice Posner—. El representa tantas esperanzas, tantos cambios. Y eso es exactamente lo que nos quitaron en la década de los 60”.

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