lunes, 10 de noviembre de 2008

Juan Camilo Moriño, ¿el "Colosio" del PAN?

Juan Camilo Mouriño,
¿el Colosio del PAN?






Por: Manuel Padilla Muñoz
Sin la intención de herir susceptibilidades de un momento amargo, la primera interrogante que resulta es: ¿Juan Camilo Mouriño será el Luis Donaldo Colosio del PAN? ---“piensa mal y acertarás”, reza una máxima de seguridad---.
Si así fuera, a Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la presidencia de México, lo mataron tarde. Tan tarde, que “El innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, no tuvo otra alternativa que designar a Ernesto Zedillo, que no era su candidato. A Colosio lo mató la “nomenklatura” del PRI, diría alguna vez Salinas, Juan Camilo Mouriño, secretario de gobernación, el hombre más importante después del presidente Felipe Calderón, murió ---¿O lo mataron?--- muy temprano pues es casi una seguridad que era el candidato de Felipe Calderón a la presidencia de la República.
En la historia reciente de México, se conocen tres casos con mucha similitud. Primero, La muerte de Carlos Madrazo, dirigente nacional del PRI, llamado el inventor de la “democracia transparente” ---lo que se consideraba el germen de la muerte del autoritarismo priista, de la “dictadura perfecta”—en un “accidente” aéreo en las cercanías de la Ciudad de Monterrey.
Segundo, el crimen de estado ---según la sentencia del pueblo mexicano, que es la verdad histórica--- de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia de la República en tiempos en que, de haber vivido, hubiera sido presidente.
Y Tercero, aunque de momento no se tiene la certeza de un accidente fortuito, cuando menos queda la duda de un accidente provocado, con la muerte de Juan Camilo Mouriño.
En este mismo espacio, desde varios meses atrás, hemos mencionado que el presidente espurio Felipe Calderón tenía todas las intenciones de imponer como candidato del PAN, su partido, a Juan Camilo Mouriño. El político nacido en Madrid, España, pero nacionalizado mexicano era uno de los mejores amigos de Felipe Calderón y por ello lo elevó al cargo más importante ---después del presidente, claro--- como secretario de gobernación.
También que, por parte del PRI, el actual gobernador del estado de México, el también llamado “candidato de Televisa” (el poder fáctico) y Marcelo Ebrad, gobernador del Distrito Federal, por el PRD, serían la tercia de aspirantes principales a la Presidencia de la República para el 2012. Puro jóvenes, puros guapos, lo que no haría titular este episodio futuro como “Cuidado con los guapos”.
Y después del martes, la historia de repetirá: se promete que se realizarán las investigaciones pertinentes y, de ser necesario, se podría crear una comisión investigadora o una fiscalía especial para investigar. Solo que debemos recordar que en México, desde la época de la independencia, hace casi 200 años, nunca ha habido resultados de una sola investigación en México. Ni con comisiones investigadoras ni con fiscalías especiales. Así han sido las investigaciones sobre el crimen de Colosio, el cardenal Juan Posadas Ocampo, del asesinato de Ruiz Massiue, el artero crimen de Aguas Blancas, el caso de Atenco, lo de Oaxaca, lo más reciente, los granadazos de Morelia y muchos, pero muchos casos más que han quedado en el olvido y brindado impunidad a los asesinos y delincuentes que, generalmente, detentan el poder. Así ha sido en México porque somos un pueblo castrado, de “supermachos”, como bien lo decía Rius, que todo soportamos en silencio y callamos.
En las iniciales investigaciones, no existe evidencia de que el avión donde viajaba el ex secretario de gobernación haya explotado en el aire sino que cayó directamente a tierra.
¿Qué fue lo que pasó para que ocurriera tal tragedia si no hubo señales de alarma entre el piloto y la torre de control del aeropuerto, de acuerdo a las grabaciones proporcionadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
¿Conoceremos, realmente, la verdadera causa de la tragedia? ¿O sucederá lo que en muchas otras “investigaciones” que no satisfacen a nadie? Los resultados de la misma no solamente deben ser realitas sino, sobre todo, creíbles.
Hubo un desastre y este, necesariamente, tuvo una causa. Esta pudo haber sido mecánica o humana. ¿Fue provocada o fortuita? Nunca lo sabremos.
Por cierto, ¿dentro del PAN existe también la Nomenklatura?

Juan Camilo Mouriño,
¿el Colosio del PAN?

Por: Manuel Padilla Muñoz
Sin la intención de herir susceptibilidades de un momento amargo, la primera interrogante que resulta es: ¿Juan Camilo Mouriño será el Luis Donaldo Colosio del PAN? ---“piensa mal y acertarás”, reza una máxima de seguridad---.
Si así fuera, a Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la presidencia de México, lo mataron tarde. Tan tarde, que “El innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, no tuvo otra alternativa que designar a Ernesto Zedillo, que no era su candidato. A Colosio lo mató la “nomenklatura” del PRI, diría alguna vez Salinas, Juan Camilo Mouriño, secretario de gobernación, el hombre más importante después del presidente Felipe Calderón, murió ---¿O lo mataron?--- muy temprano pues es casi una seguridad que era el candidato de Felipe Calderón a la presidencia de la República.
En la historia reciente de México, se conocen tres casos con mucha similitud. Primero, La muerte de Carlos Madrazo, dirigente nacional del PRI, llamado el inventor de la “democracia transparente” ---lo que se consideraba el germen de la muerte del autoritarismo priista, de la “dictadura perfecta”—en un “accidente” aéreo en las cercanías de la Ciudad de Monterrey.
Segundo, el crimen de estado ---según la sentencia del pueblo mexicano, que es la verdad histórica--- de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia de la República en tiempos en que, de haber vivido, hubiera sido presidente.
Y Tercero, aunque de momento no se tiene la certeza de un accidente fortuito, cuando menos queda la duda de un accidente provocado, con la muerte de Juan Camilo Mouriño.
En este mismo espacio, desde varios meses atrás, hemos mencionado que el presidente espurio Felipe Calderón tenía todas las intenciones de imponer como candidato del PAN, su partido, a Juan Camilo Mouriño. El político nacido en Madrid, España, pero nacionalizado mexicano era uno de los mejores amigos de Felipe Calderón y por ello lo elevó al cargo más importante ---después del presidente, claro--- como secretario de gobernación.
También que, por parte del PRI, el actual gobernador del estado de México, el también llamado “candidato de Televisa” (el poder fáctico) y Marcelo Ebrad, gobernador del Distrito Federal, por el PRD, serían la tercia de aspirantes principales a la Presidencia de la República para el 2012. Puro jóvenes, puros guapos, lo que no haría titular este episodio futuro como “Cuidado con los guapos”.
Y después del martes, la historia de repetirá: se promete que se realizarán las investigaciones pertinentes y, de ser necesario, se podría crear una comisión investigadora o una fiscalía especial para investigar. Solo que debemos recordar que en México, desde la época de la independencia, hace casi 200 años, nunca ha habido resultados de una sola investigación en México. Ni con comisiones investigadoras ni con fiscalías especiales. Así han sido las investigaciones sobre el crimen de Colosio, el cardenal Juan Posadas Ocampo, del asesinato de Ruiz Massiue, el artero crimen de Aguas Blancas, el caso de Atenco, lo de Oaxaca, lo más reciente, los granadazos de Morelia y muchos, pero muchos casos más que han quedado en el olvido y brindado impunidad a los asesinos y delincuentes que, generalmente, detentan el poder. Así ha sido en México porque somos un pueblo castrado, de “supermachos”, como bien lo decía Rius, que todo soportamos en silencio y callamos.
En las iniciales investigaciones, no existe evidencia de que el avión donde viajaba el ex secretario de gobernación haya explotado en el aire sino que cayó directamente a tierra.
¿Qué fue lo que pasó para que ocurriera tal tragedia si no hubo señales de alarma entre el piloto y la torre de control del aeropuerto, de acuerdo a las grabaciones proporcionadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
¿Conoceremos, realmente, la verdadera causa de la tragedia? ¿O sucederá lo que en muchas otras “investigaciones” que no satisfacen a nadie? Los resultados de la misma no solamente deben ser realitas sino, sobre todo, creíbles.
Hubo un desastre y este, necesariamente, tuvo una causa. Esta pudo haber sido mecánica o humana. ¿Fue provocada o fortuita? Nunca lo sabremos.
Por cierto, ¿dentro del PAN existe también la Nomenklatura?

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