Con misas no se acaba con la inseguridad en la Laguna
La Iglesia se apodera de la
Marcha contra inseguridad
Por: Manuel Padilla Muñoz
La Iglesia se apoderó de la marcha contra la inseguridad a pesar de que fue convocada por el CLIP (Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada) y otros organismos para exigir de las autoridades de todos los niveles terminen con la ola de inseguridad en la Laguna que ha dejado decenas de ejecutados.
El viernes, ciudadanos procedentes de las Tres Ciudades Hermanas (Torreón, Gómez Palacio y Lerdo) marcharon hasta reunirse en el lecho seco del Río Nazas donde el obispo de Torreón y el arzobispo de Durango oficiaron una misa para rogar a Dios para que termine la ola de inseguridad que azota a la Comarca Lagunera.
Unas ocho mil personas se reunieron en este evento. Previamente, los organizadores habían manifestado que no se permitirían pancartas de protesta ni se había invitado a los partidos políticos para que la marcha no fuera aprovechada por los mismos. Sin embargo, la Iglesia Católica, proclive al PAN, se apoderó de la marcha.
Al final, se formó un “comité” a fin de darle seguimiento a los planteamientos para frenar la ola de inseguridad en la Laguna.
La ola de inseguridad no se termina con misas u oraciones. Se acaba cuando los ciudadanos exijamos a las autoridades y funcionarios públicos de todos los niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) cumplan con su deber principal que es brindar seguridad pública a la población que les paga elevados salarios.
En realidad, la intención de la marcha fue mediatizada pues de la irrevocable responsabilidad de los funcionarios panistas de Torreón no se dijo nada y ellos están felices porque en vez de exigir que cumplan con su deber, se dedicaron a orar y a escuchar misa.
La ola de inseguridad se terminará cuando los ciudadanos de los tres municipios de la Laguna, al igual que festejamos el campeonato del Santos, salgamos en esa misma proporción a las calles a exigir a los funcionarios públicos que terminen con el crimen organizado, la corrupción pero, sobre todo, con la impunidad, el mayor de los males en México.
Desgraciadamente, no hay en la Laguna líderes que tengan el poder de convocatoria que tuvieron los jugadores del Santos que llegaron al campeonato del futbol nacional. Es entonces cuando los dirigentes de los organismos empresariales, que se supone deben estar fuera de todo control de organizaciones religiosas, entregan el movimiento a la Iglesia Católica quien aprovecha para obtener sus dividendos y hacer mediático un movimiento que es ya un clamor social.
El día que sepamos defender nuestro derecho a tranquilidad social igual que como festejamos al Santos campeón, ese día terminaremos con todos nuestros problemas. Mientras no lo hagamos, seguiremos siendo un pueblo mediocre y castrado que se merece a los funcionarios públicos que padecemos.
Ese axioma de que la seguridad pública es responsabilidad de todos, de funcionarios y ciudadanos, es cierto hasta cierto grado. A nuestros gobernantes les pagamos elevados salarios para que nos garanticen seguridad pública e implementen programas que involucren a la sociedad en general; a cambio, nos han dado ineficacia, corrupción e impunidad a los delincuentes.
Entonces, son los funcionarios públicos los que, en primer lugar, tienen la responsabilidad de brindar seguridad pública y si no puede, como bien dijo el padre del joven asesinado en la Ciudad de México, que renuncien.
¿Habrá algunos de ellos que tengan un mínimo de vergüenza y lo hagan?
La Iglesia se apodera de la
Marcha contra inseguridad
Por: Manuel Padilla Muñoz
La Iglesia se apoderó de la marcha contra la inseguridad a pesar de que fue convocada por el CLIP (Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada) y otros organismos para exigir de las autoridades de todos los niveles terminen con la ola de inseguridad en la Laguna que ha dejado decenas de ejecutados.
El viernes, ciudadanos procedentes de las Tres Ciudades Hermanas (Torreón, Gómez Palacio y Lerdo) marcharon hasta reunirse en el lecho seco del Río Nazas donde el obispo de Torreón y el arzobispo de Durango oficiaron una misa para rogar a Dios para que termine la ola de inseguridad que azota a la Comarca Lagunera.
Unas ocho mil personas se reunieron en este evento. Previamente, los organizadores habían manifestado que no se permitirían pancartas de protesta ni se había invitado a los partidos políticos para que la marcha no fuera aprovechada por los mismos. Sin embargo, la Iglesia Católica, proclive al PAN, se apoderó de la marcha.
Al final, se formó un “comité” a fin de darle seguimiento a los planteamientos para frenar la ola de inseguridad en la Laguna.
La ola de inseguridad no se termina con misas u oraciones. Se acaba cuando los ciudadanos exijamos a las autoridades y funcionarios públicos de todos los niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) cumplan con su deber principal que es brindar seguridad pública a la población que les paga elevados salarios.
En realidad, la intención de la marcha fue mediatizada pues de la irrevocable responsabilidad de los funcionarios panistas de Torreón no se dijo nada y ellos están felices porque en vez de exigir que cumplan con su deber, se dedicaron a orar y a escuchar misa.
La ola de inseguridad se terminará cuando los ciudadanos de los tres municipios de la Laguna, al igual que festejamos el campeonato del Santos, salgamos en esa misma proporción a las calles a exigir a los funcionarios públicos que terminen con el crimen organizado, la corrupción pero, sobre todo, con la impunidad, el mayor de los males en México.
Desgraciadamente, no hay en la Laguna líderes que tengan el poder de convocatoria que tuvieron los jugadores del Santos que llegaron al campeonato del futbol nacional. Es entonces cuando los dirigentes de los organismos empresariales, que se supone deben estar fuera de todo control de organizaciones religiosas, entregan el movimiento a la Iglesia Católica quien aprovecha para obtener sus dividendos y hacer mediático un movimiento que es ya un clamor social.
El día que sepamos defender nuestro derecho a tranquilidad social igual que como festejamos al Santos campeón, ese día terminaremos con todos nuestros problemas. Mientras no lo hagamos, seguiremos siendo un pueblo mediocre y castrado que se merece a los funcionarios públicos que padecemos.
Ese axioma de que la seguridad pública es responsabilidad de todos, de funcionarios y ciudadanos, es cierto hasta cierto grado. A nuestros gobernantes les pagamos elevados salarios para que nos garanticen seguridad pública e implementen programas que involucren a la sociedad en general; a cambio, nos han dado ineficacia, corrupción e impunidad a los delincuentes.
Entonces, son los funcionarios públicos los que, en primer lugar, tienen la responsabilidad de brindar seguridad pública y si no puede, como bien dijo el padre del joven asesinado en la Ciudad de México, que renuncien.
¿Habrá algunos de ellos que tengan un mínimo de vergüenza y lo hagan?
1 comentario:
Estoy de acuerdo con la generalidad del texto. Personalmente no soy simpatizante ni creyente de ninguna religión. Es más, utilizando la ironía, pienso que también los provocadores de la inseguridad se encomiendan a Dios para dañar al prójimo.
Es claro que la inseguridad es pareja para todos. Por eso, no entiendo cómo es posible argumentar la asistencia o no a una marcha contra la inseguridad con argumentos antireligiosos o partidistas. Personalmente asistí a la convocatoria, conciente de su sesgo. Pero me pareció de mayor importancia el motivo de la marcha por sobre de quién la organizara.
Ahora, dónde están organizaciones laicas o incluso de izquierda aquí en La Laguna convocando para lo mismo. Todos sabemos que el asunto es serio y no es momento para regatear apoyos, siempre desde el punto de vista ciudadano.
Que alguien pretenda apropiarse de alguna movilización ciudadana casi me atrevo a asegurar que es inevitable. Justo en ese sentido es labor de nosotros (como ciudadanos) informarnos y decidir al respecto, cosa que bien marcas en tú comentario. Sin embargo, soy de la opinión que el momento no está para dividir a la sociedad, por el contrario; sumar es ahora muy importante.
La exigencia del Sr. Martí en el sentido de que si las autoridades no pueden con la responsabilidad entonces dejen el cargo, me parece está bien como declaración. Pero en realidad mientras nosotros los ciudadanos no contemos con instrumentos legales, como la revocación de mandato, pues simplemente el asunto sólo provocará una sonrisa de burla en todos los beneficados con cargos públicos.
Un saludo para todos en este blog.
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