Las mitomanías del porro
Rubén Moreira Valdés
(www.democratanortedemexico.com)
Por: Juan Monrreal López
Saltillo, Coahuila.- Desde su arribo formal a la dirigencia estatal del PRI, Rubén Moreira Valdés, “el cerebro del gobierno de la gente (de Moreira)”, mantiene como parte integrante de su estrategia gubernamental, a la vez que propagandística, las amenazas y bravuconadas. El presidente priista ha lanzado provocaciones un día sí y otro también, en contra de las distintas fuerzas políticas estatales o voces sociales discordantes que critican las formas autocráticas y nepotistas del gobernador, Humberto Moreira, que como su antecesor, Enrique Martínez Y Martínez, delira con ser el próximo presidente de la República.
Formado en posiciones segundonas en los distintos niveles de gobierno, Rubén Moreira, siempre estuvo bajo la sombra del ultraderechista Óscar Pimentel González, para quien sacó tareas de operación estatal, no del todo legales, confían ex funcionarios que trabajaron para el llamado “cerebro” en la Secretaría del Ayuntamiento de Saltillo, cuando el miembro de la ultraderechista y confesional Corporación de profesionistas mexicanos, Pimentel González, fue alcalde. De hecho, “el cerebro del gobierno de la gente (de Moreira)”, siempre trabajó torcido a pesar de tener título de abogado, al igual que su hermano Humberto, que sin civismo, saqueó el INEA para afianzar su clavada en la silla del Palacio Rosa.
Desde siempre, - confiesa un profesor a Demócrata Norte de México -, Rubén Moreira Valdés, arrastró imagen de porro en la Escuela Normal Superior, no por su habilidad con los puños, sino por la cantidad de matarifes que contrataba para “arreglar cuentas” con aquellos que retaran abiertamente al “hermanito” Humberto Moreira, quien incapaz de responder en términos políticos, prefería someter por el amedrentamiento a porrazos que su hermano, “el cerebro”, organizaba con golpeadores, entre ellos Jaime Soto Rodríguez, - el delincuente, no por los cheques de caja cobrados ilícitamente en contra de BANORTE, por los cuales fue procesado, sino por el fraudulento uso de los fondos del INEA -, que hoy opera como subsecretario de Fomento Agropecuario en la Laguna.
Las venganzas de Rubén Moreira son “persecutorias”, de esas que no culminan “hasta que te chingue”, dice otro educador que cursó la Normal Superior en 1985, cuando los acosos porriles de los “hermanitos Moreira” eran cotidianos. Desde ese entonces, se hicieron famosas las inquinas que sostiene “el cerebro” contra algunos profesores que disintieron de sus métodos para agandallar el control de una parte del magisterio coahuilense, expone el mentor a Demócrata Norte de México.
La actitud se reafirmó una vez que su eterno ex jefe Óscar Pimentel, lo insertó como Director jurídico de la Secretaría de Educación Pública de Coahuila (SEPC), una de las “tesorerías particulares” de los Moreira Valdés, pero también de sus aliados. Desde allí, “el cerebro”, urdió cacerías de venganza que sólo fueron mitigadas por la ola de inconformidad que se empezó a gestar en las Secciones sindicales de Coahuila, pertenecientes al SNTE.
Porro es y porro será
Con el poder en las manos, una vez que asumieron el gobierno estatal, la primera venganza que cobró “el cerebro”, fue a su sempiterno jefe en la administración coahuilense, Pimentel González. Aunque por organigrama, legalmente el ex alcalde de Saltillo fungía como Secretario de gobierno; Rubén, desde la subsecretaría de esa dependencia se encargó de organizar bandadas de grupos políticos del estado para que desfilaran interminables por su despacho mientras la oficina de Pimentel González sólo recibía a los despistados, a las secretarias y a los asistentes. La estrategia “golpeadora” de Rubén, consistió en prometer, prometer y prometer, - muy parecido al estilo de Alfonso “Halconso” Martínez Domínguez, quien ya sin poder, pagaba a gentes para que se sentaran en su despacho en actitud de audiencia-, haciendo patente quien era el camino más corto para tramitar las peticiones de los grupos priistas ante el “hermanito” Humberto Moreira, o cualquier funcionario público del “moreirato”.
Pimentel González no aguantó la presión. “El cerebro” y su “hermanito” Humberto, lo botaron hasta la ciudad de México, donde por intervención de la madre putativa del “moreirato” y de Pimentel González; Elba Ester Gordillo; Óscar comenzó a despachar en la Procuraduría General de la República (PGR) como Director de políticas públicas y coordinación interinstitucional, apenas un año después de haber sido nombrado Secretario de gobierno de Coahuila.
“Evidenciando que venían por todas las canicas”, la beligerancia de Rubén se acendró en contra de los enemigos políticos, dentro y fuera del PRI. Para tal fin, de inmediato se apoyó en todos los gacetilleros que cobran en la Oficina de comunicación social del gobierno del estado, para principiar a minar de forma acelerada la imagen de Enrique Martínez y Martínez, “filtrando informaciones acerca de la pésima calidad de muchas de las obras públicas levantadas durante el periodo martinista”. Así, el perfil de Martínez y Martínez que los Moreira defendieron cuando Enrique se servía como gobernador, comenzó a ser demolido como muchas de sus obras. Mientras la silueta del ex gobernante caía al precipicio en los medios electrónicos e impresos que lo alabaron, las demoliciones espectaculares de las construcciones levantadas, acabaron por arrojar a Enrique Martínez y Martínez, a una pobre delegación del PRI nacional en el estado de México.
Otro de los caídos en el primer año del moreirato, fue Eloy Dewey Castilla, ex Presidente del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI), empresario del círculo íntimo de Martínez y Martínez, a quien el “cerebro” presionó “con revelar públicamente sus preferencias sexuales, pero además de fincarle responsabilidades por las altas facturaciones hechas al gobiernos del estado, siendo funcionario público”, reveló a Demócrata Norte de México, un miembro del ICAI.
Dewey Castilla, salió finalmente mancillado del Instituto, gracias a las informaciones filtradas desde la Subsecretaría de gobierno y asuntos políticos a cargo de Rubén Moreira y que el Director de comunicación del gobierno, David Aguillón Rosales, expeditamente exigió a los medios coahuilenses que las difundieran.
Así, la estrategia del “cerebro” comenzó a enfilarse a la toma del PRI estatal. Humberto comandaría la administración y Rubén, las fuerzas políticas aglutinadas en el tricolor. Poder, dinero y gestión, quedó en manos de la nueva autocracia coahuilense.
La toma del PRI
Decididos a controlar el estado, “cerebro”, entregó la oficina de la subsecretaría de gobierno el 10 de mayo del 2007, para preparar de inmediato el relevo de la dirigencia estatal del PRI ocupada por otro de los depredadores del INEA, Samuel Rodríguez Martínez.
Trece días después, sin contrincante, “cerebro” se hizo de la dirigencia del tricolor. Su primera pieza oratoria sólo retrató la concepción pendenciera y autoritaria que tienen de la política. “Cerebro” amenazó con ser implacable con los partidos de oposición. Dijo que será feroz. “No les vamos a dejar ningún espacio, vamos por todo”. De allí en adelante, el hermano mayor de Humberto Moreira, no ha cejado de enseñar los dientes a quien discrepe de su forma de gobernar y saquear el estado.
Ya instalado en la dirección del PRI, “cerebro” concentró sus dotes camorristas para tratar de amedrentar a los votantes laguneros, especialmente a los de Torreón.
Torpes en tejer alianzas, los Moreira, nunca han podido construir fuerzas propias fuera de las áreas de los trabajadores de la educación. De hecho, los precandidatos que propusieron en La Laguna fueron derrotados por otras corrientes del PRI. Javier Escobedo, delegado del INEA en Viesca, fue derrotado por el actual alcalde Mario Alcocer. En Francisco I. Madero, Jesús de Anda, fue aplastado por el candidato del CNC Nicolás Muñiz. San Pedro de las Colonias lo ganó el PRD. Torreón el PAN. Sólo Matamoros, fue sometido por el compadre de Humberto, Raúl Onofre Contreras, quien con flagrantes violaciones a la Ley electoral del estado, apenas pudo ganar la elección Constitucional por alrededor de 500 votos, una vez que Humberto Moreira negoció prebendas con Lenin Pérez, alcalde de Ciudad Acuña y presidente heredero del Partido Unidad Democrática Coahuilense (UDC), uno de las organizaciones partidistas que irán de aliadas con el PRI en las elecciones de octubre, según acaba de anunciar el “cerebro”.
En franca minoría, en la Laguna los Moreira tuvieron que replegarse y hacer uso de los restos del equipo del ex secretario de gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero. Primero pactaron con el hoy Secretario de Desarrollo Regional y ex candidato perdedor a la alcaldía de Torreón, Eduardo Olmos Castro. Después entregaron la candidatura a la diputación local a Miguel Riquelme Solís. Aceptaron al oportunista político, actual subsecretario de gobierno, el ex maoísta Jesús Salvador Hernández Vélez. En síntesis, el moreirismo terminó traicionando a quienes los apoyaron para conseguir los votos en la contienda interna del PRI para hacerse de la candidatura priista hacia la gubernatura coahuilense.
Con este cuadro, es entendible que “cerebro” se la pase amenazando a cuanta fuerza política existe en la Laguna. Las alianzas no les cuajan. Peor. Los candidatos a las diputaciones locales para las elecciones de octubre, no serán fuerzas propias, a excepción de la delegada del ICOJUVE, Verónica Martínez García, a quienes los priistas torreonenses la miran con desdén y no le dan más mérito que, “su relación personal con Rubén Moreira, que también tiene su corazoncito”.
Proceso amañado
Las candidaturas ya están “amarradas, el proceso sólo es para darles cierta validación a los aspirantes a diputados”, confiesa un miembro del Comité Directivo estatal del PRI a Demócrata Norte de México. Esto es cierto. Con las renuncias de 10 alcaldes, al menos 9 candidatos están seguros para los 20 distritos electorales de Coahuila. A esos súmele a precandidatos como Eduardo Olmos Castro, entonces la mitad de las circunscripciones ya tienen dueño. Si aun no existen más nombres plenamente asegurados, es porque las confrontaciones para encontrar un distrito más a modo lo impiden. En el caso de Torreón los apelativos se suceden invariablemente, pero en esa baraja de manera repetida aparecen Verónica Martínez García y Eduardo Olmos. Más. Existe una lista de aspirantes en la que, los Moreira, apostarían con puros ex alcaldes, más los dos ya mencionados.
Para el Distrito VIII iría Braulio Fernández Aguirre, (Braulio, el chico). Salomón Juan Marcos, sería aspirante por el IX Distrito. Carlos Román Cepeda, sería candidato por el Distrito X, quizá también en el XI. Verónica Martínez García, iría por la circunscripción XI. Eduardo “Lalo” Olmos Castro contendería en el Distrito XII.
Es cierto que la primera lista que fue filtrada a los medios y que mantiene mayor difusión no coincide con la anterior, pero de esa magnitud son las inseguridades, a la vez que la debilidad del clan Moreira. El cuadro de candidatos es el siguiente: Distrito VIII Jaime Russek. IX, Omar Morales. X, Alfredo Mafud Kaim. XI, Verónica Martínez. XII, Eduardo Olmos Castro. Listas existen más; incluso una donde Jesús Salvador Hernández Vélez, disputaría la circunscripción XI. Sea cuales fueren los candidatos, las decisiones las tomará el “cerebro” y su “hermanito”, no las bases priistas, ese es el engaño del supuesto proceso abierto del PRI. Nada ha cambiado, por el contrario, la autocracia del moreirato enseñorea prácticas que en el discurso tildan de desaparecidas.
Cuando el 5 de agosto se registren los precandidatos priistas a las diputaciones locales ya se sabrá quienes son los aspirantes. Todo seguirá igual.
En octubre, el abstencionismo ganará
“Cerebro” y su “hermanito” Humberto Moreira Valdés, quieren controlar el Congreso a como dé lugar. Las cuentas públicas no andan muy bien. Los números del desfalco educativo crecen. Incluso colocan a Coahuila como el segundo estado con mayor número de profesores comisionados a tareas extra magisteriales; 4500. Con ese contingente como promotores del voto se obtienen ventajas, pero también un acumulado de gastos sin comprobar en la Secretaría de educación, una dependencia que ha recibido serias observaciones de la Auditoría Superior de la Federación. Por ello, “cerebro” apuesta todos sus esfuerzos para agandallar el Congreso de Coahuila, cueste lo que cueste. Rubén Moreira, incluso ya empezó a hacer vecindad en Torreón para ser candidato del PRI a la alcaldía en el 2008. En el reciente Consejo político estatal del PRI, alardeó con ser delegado torreonita, no saltillense. Luego será gobernador según sus agoreros y encuestas pagadas que llegan a los teléfonos celulares. Según ellos, las mediciones de culto a la personalidad de “cerebro” registran un 63.7 por ciento de apoyo de los coahuilenses.
De cualquier manera y con la mitomanía de que formará un ejército de 400 mil priistas para promover el voto tricolor, las elecciones de octubre registrarán quizá el abstencionismo más alto en la historia electoral de Coahuila. Las votaciones no rebasarán el 42 por ciento. La razón. Sólo se votará por diputados locales; los representantes populares más fantasmales y desacreditados de los llamados tres poderes. Antes en las elecciones intermedias de Coahuila, también se disputaban las alcaldías.
Recientemente Rubén Moreira Valdés, anunció que ellos eran el nuevo PRI, que el tricolor es la verdadera izquierda, mientras abrazaba sin cesar a Mario Cepeda, un líder que estuvo procesado por homicidio. Tal vez hasta el mote de “cerebro” de Rubén también le quede grande. Acaso en realidad sea, “zerevro”, porque si él no tiene memoria histórica de los priistas coahuilenses; de la Historia de Coahuila; el pueblo de Coahuila y La Laguna, sí.
Rubén Moreira Valdés
(www.democratanortedemexico.com)
Por: Juan Monrreal López
Saltillo, Coahuila.- Desde su arribo formal a la dirigencia estatal del PRI, Rubén Moreira Valdés, “el cerebro del gobierno de la gente (de Moreira)”, mantiene como parte integrante de su estrategia gubernamental, a la vez que propagandística, las amenazas y bravuconadas. El presidente priista ha lanzado provocaciones un día sí y otro también, en contra de las distintas fuerzas políticas estatales o voces sociales discordantes que critican las formas autocráticas y nepotistas del gobernador, Humberto Moreira, que como su antecesor, Enrique Martínez Y Martínez, delira con ser el próximo presidente de la República.
Formado en posiciones segundonas en los distintos niveles de gobierno, Rubén Moreira, siempre estuvo bajo la sombra del ultraderechista Óscar Pimentel González, para quien sacó tareas de operación estatal, no del todo legales, confían ex funcionarios que trabajaron para el llamado “cerebro” en la Secretaría del Ayuntamiento de Saltillo, cuando el miembro de la ultraderechista y confesional Corporación de profesionistas mexicanos, Pimentel González, fue alcalde. De hecho, “el cerebro del gobierno de la gente (de Moreira)”, siempre trabajó torcido a pesar de tener título de abogado, al igual que su hermano Humberto, que sin civismo, saqueó el INEA para afianzar su clavada en la silla del Palacio Rosa.
Desde siempre, - confiesa un profesor a Demócrata Norte de México -, Rubén Moreira Valdés, arrastró imagen de porro en la Escuela Normal Superior, no por su habilidad con los puños, sino por la cantidad de matarifes que contrataba para “arreglar cuentas” con aquellos que retaran abiertamente al “hermanito” Humberto Moreira, quien incapaz de responder en términos políticos, prefería someter por el amedrentamiento a porrazos que su hermano, “el cerebro”, organizaba con golpeadores, entre ellos Jaime Soto Rodríguez, - el delincuente, no por los cheques de caja cobrados ilícitamente en contra de BANORTE, por los cuales fue procesado, sino por el fraudulento uso de los fondos del INEA -, que hoy opera como subsecretario de Fomento Agropecuario en la Laguna.
Las venganzas de Rubén Moreira son “persecutorias”, de esas que no culminan “hasta que te chingue”, dice otro educador que cursó la Normal Superior en 1985, cuando los acosos porriles de los “hermanitos Moreira” eran cotidianos. Desde ese entonces, se hicieron famosas las inquinas que sostiene “el cerebro” contra algunos profesores que disintieron de sus métodos para agandallar el control de una parte del magisterio coahuilense, expone el mentor a Demócrata Norte de México.
La actitud se reafirmó una vez que su eterno ex jefe Óscar Pimentel, lo insertó como Director jurídico de la Secretaría de Educación Pública de Coahuila (SEPC), una de las “tesorerías particulares” de los Moreira Valdés, pero también de sus aliados. Desde allí, “el cerebro”, urdió cacerías de venganza que sólo fueron mitigadas por la ola de inconformidad que se empezó a gestar en las Secciones sindicales de Coahuila, pertenecientes al SNTE.
Porro es y porro será
Con el poder en las manos, una vez que asumieron el gobierno estatal, la primera venganza que cobró “el cerebro”, fue a su sempiterno jefe en la administración coahuilense, Pimentel González. Aunque por organigrama, legalmente el ex alcalde de Saltillo fungía como Secretario de gobierno; Rubén, desde la subsecretaría de esa dependencia se encargó de organizar bandadas de grupos políticos del estado para que desfilaran interminables por su despacho mientras la oficina de Pimentel González sólo recibía a los despistados, a las secretarias y a los asistentes. La estrategia “golpeadora” de Rubén, consistió en prometer, prometer y prometer, - muy parecido al estilo de Alfonso “Halconso” Martínez Domínguez, quien ya sin poder, pagaba a gentes para que se sentaran en su despacho en actitud de audiencia-, haciendo patente quien era el camino más corto para tramitar las peticiones de los grupos priistas ante el “hermanito” Humberto Moreira, o cualquier funcionario público del “moreirato”.
Pimentel González no aguantó la presión. “El cerebro” y su “hermanito” Humberto, lo botaron hasta la ciudad de México, donde por intervención de la madre putativa del “moreirato” y de Pimentel González; Elba Ester Gordillo; Óscar comenzó a despachar en la Procuraduría General de la República (PGR) como Director de políticas públicas y coordinación interinstitucional, apenas un año después de haber sido nombrado Secretario de gobierno de Coahuila.
“Evidenciando que venían por todas las canicas”, la beligerancia de Rubén se acendró en contra de los enemigos políticos, dentro y fuera del PRI. Para tal fin, de inmediato se apoyó en todos los gacetilleros que cobran en la Oficina de comunicación social del gobierno del estado, para principiar a minar de forma acelerada la imagen de Enrique Martínez y Martínez, “filtrando informaciones acerca de la pésima calidad de muchas de las obras públicas levantadas durante el periodo martinista”. Así, el perfil de Martínez y Martínez que los Moreira defendieron cuando Enrique se servía como gobernador, comenzó a ser demolido como muchas de sus obras. Mientras la silueta del ex gobernante caía al precipicio en los medios electrónicos e impresos que lo alabaron, las demoliciones espectaculares de las construcciones levantadas, acabaron por arrojar a Enrique Martínez y Martínez, a una pobre delegación del PRI nacional en el estado de México.
Otro de los caídos en el primer año del moreirato, fue Eloy Dewey Castilla, ex Presidente del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI), empresario del círculo íntimo de Martínez y Martínez, a quien el “cerebro” presionó “con revelar públicamente sus preferencias sexuales, pero además de fincarle responsabilidades por las altas facturaciones hechas al gobiernos del estado, siendo funcionario público”, reveló a Demócrata Norte de México, un miembro del ICAI.
Dewey Castilla, salió finalmente mancillado del Instituto, gracias a las informaciones filtradas desde la Subsecretaría de gobierno y asuntos políticos a cargo de Rubén Moreira y que el Director de comunicación del gobierno, David Aguillón Rosales, expeditamente exigió a los medios coahuilenses que las difundieran.
Así, la estrategia del “cerebro” comenzó a enfilarse a la toma del PRI estatal. Humberto comandaría la administración y Rubén, las fuerzas políticas aglutinadas en el tricolor. Poder, dinero y gestión, quedó en manos de la nueva autocracia coahuilense.
La toma del PRI
Decididos a controlar el estado, “cerebro”, entregó la oficina de la subsecretaría de gobierno el 10 de mayo del 2007, para preparar de inmediato el relevo de la dirigencia estatal del PRI ocupada por otro de los depredadores del INEA, Samuel Rodríguez Martínez.
Trece días después, sin contrincante, “cerebro” se hizo de la dirigencia del tricolor. Su primera pieza oratoria sólo retrató la concepción pendenciera y autoritaria que tienen de la política. “Cerebro” amenazó con ser implacable con los partidos de oposición. Dijo que será feroz. “No les vamos a dejar ningún espacio, vamos por todo”. De allí en adelante, el hermano mayor de Humberto Moreira, no ha cejado de enseñar los dientes a quien discrepe de su forma de gobernar y saquear el estado.
Ya instalado en la dirección del PRI, “cerebro” concentró sus dotes camorristas para tratar de amedrentar a los votantes laguneros, especialmente a los de Torreón.
Torpes en tejer alianzas, los Moreira, nunca han podido construir fuerzas propias fuera de las áreas de los trabajadores de la educación. De hecho, los precandidatos que propusieron en La Laguna fueron derrotados por otras corrientes del PRI. Javier Escobedo, delegado del INEA en Viesca, fue derrotado por el actual alcalde Mario Alcocer. En Francisco I. Madero, Jesús de Anda, fue aplastado por el candidato del CNC Nicolás Muñiz. San Pedro de las Colonias lo ganó el PRD. Torreón el PAN. Sólo Matamoros, fue sometido por el compadre de Humberto, Raúl Onofre Contreras, quien con flagrantes violaciones a la Ley electoral del estado, apenas pudo ganar la elección Constitucional por alrededor de 500 votos, una vez que Humberto Moreira negoció prebendas con Lenin Pérez, alcalde de Ciudad Acuña y presidente heredero del Partido Unidad Democrática Coahuilense (UDC), uno de las organizaciones partidistas que irán de aliadas con el PRI en las elecciones de octubre, según acaba de anunciar el “cerebro”.
En franca minoría, en la Laguna los Moreira tuvieron que replegarse y hacer uso de los restos del equipo del ex secretario de gobierno, Raúl Sifuentes Guerrero. Primero pactaron con el hoy Secretario de Desarrollo Regional y ex candidato perdedor a la alcaldía de Torreón, Eduardo Olmos Castro. Después entregaron la candidatura a la diputación local a Miguel Riquelme Solís. Aceptaron al oportunista político, actual subsecretario de gobierno, el ex maoísta Jesús Salvador Hernández Vélez. En síntesis, el moreirismo terminó traicionando a quienes los apoyaron para conseguir los votos en la contienda interna del PRI para hacerse de la candidatura priista hacia la gubernatura coahuilense.
Con este cuadro, es entendible que “cerebro” se la pase amenazando a cuanta fuerza política existe en la Laguna. Las alianzas no les cuajan. Peor. Los candidatos a las diputaciones locales para las elecciones de octubre, no serán fuerzas propias, a excepción de la delegada del ICOJUVE, Verónica Martínez García, a quienes los priistas torreonenses la miran con desdén y no le dan más mérito que, “su relación personal con Rubén Moreira, que también tiene su corazoncito”.
Proceso amañado
Las candidaturas ya están “amarradas, el proceso sólo es para darles cierta validación a los aspirantes a diputados”, confiesa un miembro del Comité Directivo estatal del PRI a Demócrata Norte de México. Esto es cierto. Con las renuncias de 10 alcaldes, al menos 9 candidatos están seguros para los 20 distritos electorales de Coahuila. A esos súmele a precandidatos como Eduardo Olmos Castro, entonces la mitad de las circunscripciones ya tienen dueño. Si aun no existen más nombres plenamente asegurados, es porque las confrontaciones para encontrar un distrito más a modo lo impiden. En el caso de Torreón los apelativos se suceden invariablemente, pero en esa baraja de manera repetida aparecen Verónica Martínez García y Eduardo Olmos. Más. Existe una lista de aspirantes en la que, los Moreira, apostarían con puros ex alcaldes, más los dos ya mencionados.
Para el Distrito VIII iría Braulio Fernández Aguirre, (Braulio, el chico). Salomón Juan Marcos, sería aspirante por el IX Distrito. Carlos Román Cepeda, sería candidato por el Distrito X, quizá también en el XI. Verónica Martínez García, iría por la circunscripción XI. Eduardo “Lalo” Olmos Castro contendería en el Distrito XII.
Es cierto que la primera lista que fue filtrada a los medios y que mantiene mayor difusión no coincide con la anterior, pero de esa magnitud son las inseguridades, a la vez que la debilidad del clan Moreira. El cuadro de candidatos es el siguiente: Distrito VIII Jaime Russek. IX, Omar Morales. X, Alfredo Mafud Kaim. XI, Verónica Martínez. XII, Eduardo Olmos Castro. Listas existen más; incluso una donde Jesús Salvador Hernández Vélez, disputaría la circunscripción XI. Sea cuales fueren los candidatos, las decisiones las tomará el “cerebro” y su “hermanito”, no las bases priistas, ese es el engaño del supuesto proceso abierto del PRI. Nada ha cambiado, por el contrario, la autocracia del moreirato enseñorea prácticas que en el discurso tildan de desaparecidas.
Cuando el 5 de agosto se registren los precandidatos priistas a las diputaciones locales ya se sabrá quienes son los aspirantes. Todo seguirá igual.
En octubre, el abstencionismo ganará
“Cerebro” y su “hermanito” Humberto Moreira Valdés, quieren controlar el Congreso a como dé lugar. Las cuentas públicas no andan muy bien. Los números del desfalco educativo crecen. Incluso colocan a Coahuila como el segundo estado con mayor número de profesores comisionados a tareas extra magisteriales; 4500. Con ese contingente como promotores del voto se obtienen ventajas, pero también un acumulado de gastos sin comprobar en la Secretaría de educación, una dependencia que ha recibido serias observaciones de la Auditoría Superior de la Federación. Por ello, “cerebro” apuesta todos sus esfuerzos para agandallar el Congreso de Coahuila, cueste lo que cueste. Rubén Moreira, incluso ya empezó a hacer vecindad en Torreón para ser candidato del PRI a la alcaldía en el 2008. En el reciente Consejo político estatal del PRI, alardeó con ser delegado torreonita, no saltillense. Luego será gobernador según sus agoreros y encuestas pagadas que llegan a los teléfonos celulares. Según ellos, las mediciones de culto a la personalidad de “cerebro” registran un 63.7 por ciento de apoyo de los coahuilenses.
De cualquier manera y con la mitomanía de que formará un ejército de 400 mil priistas para promover el voto tricolor, las elecciones de octubre registrarán quizá el abstencionismo más alto en la historia electoral de Coahuila. Las votaciones no rebasarán el 42 por ciento. La razón. Sólo se votará por diputados locales; los representantes populares más fantasmales y desacreditados de los llamados tres poderes. Antes en las elecciones intermedias de Coahuila, también se disputaban las alcaldías.
Recientemente Rubén Moreira Valdés, anunció que ellos eran el nuevo PRI, que el tricolor es la verdadera izquierda, mientras abrazaba sin cesar a Mario Cepeda, un líder que estuvo procesado por homicidio. Tal vez hasta el mote de “cerebro” de Rubén también le quede grande. Acaso en realidad sea, “zerevro”, porque si él no tiene memoria histórica de los priistas coahuilenses; de la Historia de Coahuila; el pueblo de Coahuila y La Laguna, sí.
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