domingo, 11 de enero de 2009

Al Margen/Manuel Padilla Muñoz

Al Margen


Por: Manuel Padilla Muñoz
LA CONVENIENCIA o no, tanto para el Partido Acción Nacional de Torreón, como para la ciudadanía, de que el alcalde panista José Ángel Pérez deje la presidencia municipal sigue en el tapete de las discusiones políticas regionales. Resulta indudable que el edil torreonés y sus más cercanos colaboradores han sido los culpables de la crisis política del gobierno municipal y el divorcio evidente que durante tres años han generado de tal suerte que el resultado de los comicios del pasado 19 de octubre es una prueba indubitable del voto de castigo ciudadano reprobando la gestión panista. Los militantes panistas argumentan, a su favor, que el resultado se dio porque algunos panistas no salieron a votar en esa elección. Puede que se cierto pero resulta evidente que debió haber una causa por la cual esos mismos panistas no emitieron su voto. La causa más real pudiera ser que exista división entre los panistas de torreón y esta debe tener razones profundas. ¿Quién o quiénes son los causantes de esta división? He ahí el dilema. Los dirigentes panistas niegan terminantemente dicha división; es su trabajo negarlo porque generalmente viven del discurso pero los hechos demuestran todo lo contrario. No hay, ciertamente, peor ciego que el que no quiere ver. Y los dirigentes panistas no lo ven; solamente lo hacen los simples militantes, los que no disfrutan del poder.
Tampoco se pueden negar los desatinos de la actual administración municipal por parte del alcalde. Sabemos, por algunos de sus colaboradores cercanos, que cuando inició la administración, José Ángel les dijo a sus amigos que tenían toda la libertad de acción en su función pero que necesitaba resultados. Tres años después, el propio alcalde se dio cuenta que casi ninguno de ellos había respondido a la confianza depositada. El daño, tanto a su partido como a la ciudad, ya estaba hecho, era tarde para rectificar en el cuarto y último año cuando realizó los últimos cambios, muy magros, por cierto. No pueden negar que al interior del PAN existen algunos sectores que no están de acuerdo con la gestión de José Ángel y que esperaban más, mucho más, del hijo del priista Alejandro Pérez de la Vega. Han sido de tal envergadura los desatinos joseangelianos que muchos priistas, entre ellos el regidor Marco Antonio Mora Varela, consideran que el bipolar alcalde ha sido, durante tres años, el mejor promotor del voto para el PRI. Y parece ser que esta profecía tuvo sus primeros resultados el pasado 19 de octubre. Sin olvidar que los panistas municipales, para esta elección, utilizaron los llamados “programas sociales” de la dirección de Desarrollo Humano con fines electorales, amén de los millones de pesos que recau8daron de la corrupción provenientes de Seguridad Pública, Vialidad, plazas y Mercados e Inspección y verificación. Una verdadera falacia eso de que los funcionarios municipales panistas son honrados y transparentes. ¡A otro perro con ese hueso!
Ante este desolador panorama ---para los panistas---, hace poco nos confío el dirigente estatal del PAN, el lagunero Reyes Flores Hurtado (enemigo jurado de José Ángel Pérez), que el alcalde torreonés le había comentado que pretendía dejar la alcaldía para buscar una diputación federal para la elección de este año. Es claro que Reyes Flores Hurtado le dijo que podría contar con su ayuda pues piensa, como muchos otros, que en ese cargo haría menos daño al PAN y a la ciudadanía de Torreón. Sin embargo, José Ángel Pérez quería esa diputación federal con plena seguridad, es decir, mediante la vía plurinominal, que le garantizara el cargo sin necesidad de participar en un proceso constitucional, el cual tendría muchas posibilidades de perder. Olvidó José Ángel que el CEN del PAN, la cúpula panista, donde se deciden esos asuntos, de hecho se encuentra dominado por el “primer compadre” de México, el senador Guillermo Anaya, y fue ese órgano del partido quien le pidió al alcalde que si no participaba en una constitucional, no habría plurinominal. Por eso, días después, cuando presentó a los nuevos funcionarios modelo 2009, dijo a los medios de comunicación que cumpliría su responsabilidad como alcalde y no dejaría el cargo, cuando la verdad es muy diferente.
Si el PAN pierde el poder en Torreón, cava su tumba en el norte del país. Eso lo saben los panistas y por eso toma auge una nueva estrategia: Ni Luis Gurza Jaidar, ni Carlos Bracho --el único rescatable de los panistas--, ni Jesús de León Tello; bueno, ni siquiera Guillermo Anaya garantiza la retención del poder. En cambio, consideran que el embajador de México en España, Jorge Zermeño Infante y de Bardhal, “El Conde del Parque de los Fundadores”, podría ser la solución. Solamente que tendría que ser quien le confirió el cargo de embajador, Felipe Calderón, quien podría convencerlo de ello y pedirle que regrese a Torreón como candidato. La dupla podría ser: Zermeño, candidato en Torreón y Anaya para gobernador de Coahuila; si no, ¿para qué quiere compadre que es presidente de México?
Inaceptable la teoría de los panistas de que su partido practica una verdadera democracia. No puede ser así pues, para designar a sus candidatos, votan no más de mil militantes con derecho a voz y voto; simpatizantes y adherentes, no. ¿Cómo puede considerarse democracia si no más de mil personas deciden para más de 300 mil votantes en el municipio o bien para los poco más de 100 votantes que estiman?

ALGO TURBIO, muy turbio, existe en torno a la prórroga de la concesión para Grúas Laguna, Mientras que el secretario del ayuntamiento nos dijo que, merced a un amparo promovido por esa empresa, un juez federal le había otorgado dicha prórroga, no le creemos pues un juez, por muy federal que sea, no puede abrogarse el derecho que tiene el Cabildo, como máxima autoridad del municipio, se otorgar o prorrogar una concesión. Este derecho nadie, absolutamente nadie puede hacerlo más que el Cabildo. Por su parte, el Síndico municipal, que es el representante legal del municipio, Eduardo Antonio Albores Potisek, asegura que no sabe absolutamente nada de dicho amparo y prórroga concedida por un juez cuya identidad no quiere proporcionarnos el secretario del Ayuntamiento. Eso, en ninguna parte del mundo es transparencia, como presume la actual administración panista que practica en todo los asuntos municipales. Repetimos, algo grave, muy grave e ilegal, rodea a este asunto que huele, desde ahora, a un alto grado de corrupción. La memoria social nos recuerda que Grúas Laguna “compró”, mediante muchos miles de pesos, a Alfonso Tafoya, quien fuera secretario del Ayuntamiento en la anterior administración para “hacerse de la vista gorda” y no licitar ese servicio monopolizado por esa empresa leonina. Otro más de los “negocios” de los panistas, sin duda alguna.

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