EL RÍO DE LAS NASAS
(Extracto del Ensayo “Boceto Histórico de la Comarca Lagunera Siglos XVI y XVII cuyo autor es Manuel Padilla Muñoz)
La Comarca Lagunera se encuentra en la porción suroeste del estado de Coahuila y en algunas partes invade los estados vecinos, principalmente el de Durango. Sus tierras están formadas por aluviones depositados desde lejanos tiempos conformando una lámina superficial de tierra vegetal de considerable espesor, cuya fertilidad es el fruto del limo fecundado que año tras año han depositado las aguas de los ríos.
La Comarca Lagunera es irrigada por dos ríos pertenecientes a lo que se ha dado en llamar cuenca cerrada: el de las Nasas y el Aguanaval.
Esteba L. Portillo, en su “Catecismo Geográfico del Estado de Coahuila”, dice del Río de las Nasas: “Tiene su nacimiento en la Sierra Madre del estado de Durango, entre los ranchos de Santa Ana y Zape, siguiendo su curso al norte... con una extensión de 500 kilómetros... continúa su curso internándose en el partido (municipio) de San Juan del Río, pasando por las poblaciones de El Rodeo y Huichapa; desde este último punto prosigue su corriente al este-noreste y atraviesa por la ciudad de Nazas, en el partido de este nombre, así como la Villa de Juárez (hoy Ciudad Juárez, Durango) y Ciudad Lerdo...” Al llegar al acantilado y angosto Cañón de Fernández, tuerce su cauce hacia el norte y cambiándolo hacia el noreste llega a los dos cerritos que forman la Boca de Calabazas, al poniente de Torreón y sigue hasta la hacienda de Sacramento, sirviendo de límite a los dos estados; de ahí continúa en la parte coahuilense en rumbo divagante hasta depositar sus aguas en la extensa Laguna de Mayrán.
El Río Aguanaval tiene sus orígenes en el estado de Zacatecas y su curso es de sur a norte; pasa por San Juan de Guadalupe y en un largo trayecto sirve de límite a los estados de Durango y Coahuila hasta tocar el puerto de Picardías y desde este punto derrama sus aguas en terrenos de Matamoros de la Laguna, la Hacienda de Hornos y Viesca, formando la laguna de Viesca o de Parras, situada al sur de la de Mayrán.
Hasta principios del siglo pasado (1829), en terrenos del ahora municipio de Lerdo, se desprendía un brazo del Río de las Nasas, que corría al norte para formar la Laguna de Tlahualilo, en el municipio del mismo nombre.
En esta región se forman varias depresiones o bolsones, que sirven de “derramadero” o lagunas a estos ríos. El ingeniero Pastor Rouaix describe bien a uno de estos bolsones, el más importante, el de Mapimí: “...es una verdadera depresión en el centro de la altiplanicie mexicana, por lo que forma una gran cuenca cerrada, en la que las aguas de las corrientes pluviales se depositan en lagunas que se forman en la parte más baja del terreno, hasta que el azolve de los ríos que las va llenando paulatinamente, los obliga a buscar otras hondonadas a las que llevan sus crecientes, como aconteció con la laguna de Tlahualilo, que colmada con los acarreos del Nazas, obligó a este río, en el año de 1829, a cambiar su curso para el oriente e iniciar la misma obra en el extenso bajo de Mayrán.”
El Nasas y el Aguanaval llegaban, con sus aguas embravecidas, a formar, en las partes bajas y arenosos del desierto del Bolsón de Mapimí, las lagunas de Mayrán, Viesca y Tlahualilo. Hubo momentos en que las tres lagunetas formaron una sola, tan grande que parecía no tener fin, desde las cercanías de la Paila hasta Tlahualilo. Orozco y Berra, en su obra, describe a la “La laguna grande de San Pedro o Tlahuelila, la forma el río de Nazas, que en ella viene a terminar; su circunferencia es de unas cuarenta leguas, que llega a sesenta en las crecientes (una legua equivale a 5,573 metros); abunda en peces y en aves acuáticas, y produce el tule una semilla que los indios aprovechaban para hacer una especie de pan”.
En tiempos de secas, es decir, al cesar las lluvias y descender las crecientes, quedaban enormes charcos y esteros, con muchos islotes de gran fertilidad. La Región Lagunera tiene escasa precipitación pluvial; la temporada de lluvias se considera de junio a octubre y durante la misma, los ríos arrastraban corrientes torrenciales. Ambos ríos son considerados de origen nilótico.
La entrada o “derramadero” de la Laguna de Mayrán estaba muy cerca de donde ahora se encuentra San Pedro de las Colonias. Esta laguna estaba en el distrito de Parras y tenía una extensión de 160 kilómetros, que llegaba a ser hasta de 240 en tiempos de grandes crecientes.
Esteban L. Portillo dice que la laguna de Tlahualilo era descrita en 1787 de la siguiente forma: “La antigua laguna de Tlahualilo, estaba también formada por las corrientes del mismo río (de las Nasas)... la llama impropiamente, porque no es un gran estanque, sino varios esteros grandes y pequeños, en que se depositan las aguas de los ríos Aguanaval y Nazas. Se cría mucho pescado bagre, dorado y mucha volatería.”
El profesor Amado Illaramendi Fierro, que cita Jaime Soto Castro, cronista de Ciudad Lerdo en su obra “Apuntes Históricos de Ciudad Lerdo”, asegura que el nombre original de la Laguna de Tlahualilo es “Tla-Hual-Ila” palabra indígena que significa “lugar para pescar” y que, según datos que había recogido, Tlahualilo fue el lugar donde desembocaba el Río Nazas, formando la laguna que abarcaba desde Nazas, Lerdo y Gómez Palacio y que también se conoció como la Laguna del Caimán. Asegura también que: “ por causas sismo gráficas el Río Nazas cambió su curso y la Laguna del Caimán se desecó. El río vino a desembocar luego en la Laguna del Muerto o de Mayrán, que quiere decir “terrenos de terremotos”.
Dentro de la toponimia, algunos historiadores consideran que la palabra Tlahualilo, es de origen náhuatl, del “Tlalli”, que significa “tierra fértil” y la partícula “ahualila”, que tendría un significado como “agua para regadío”. Hay quienes consideran también que proviene del tepehuano “tlahualilac”, que tiene una connotación como “lugar con agua para regadío de plantas”. Después de todo, se llega a la conclusión de que es una laguna aunque el Barón de Humboldt historiador y científico alemán, describió a la Laguna de Tlahualilo, también llamada “Del Caimán” y “Ciénaga de Tlahualilo”, como una isla en su obra sobre La Nueva España.
En los alrededores de esta laguna vivieron, aunque fuera temporalmente, aborígenes laguneros, salineros, tobosos, cocoyomes, tarahumaras y tepehuanes.
Por su parte, la palabra Mayrán significa “terreno de terremotos”; no se debe a alguna actividad volcánica en la Laguna pues bien se sabe que es una zona asísmica. Que pudiese haber movimientos de la superficie terrestre, ello tiene una explicación lógica: las corrientes subterráneas de agua, sobre todo después de las grandes crecientes del río, formaban enormes cavernas en el sub suelo y cuando se desecaban o bajaba su nivel ocurría entonces que las tierras de la superficie se hundían, produciendo enormes grietas en la tierra que aún hoy en día los hombres del campo llaman “havras” y de las cuales hay muchas aún en la actualidad en la Región Lagunera. Sobre todo hoy en día que, indiscriminadamente, se han abatido en forma peligrosa los mantos acuíferos. En el año de 1950 los pozos de extracción de agua para la ciudad de Torreón se perforaban a 20 metros. En la actualidad, en el año 2,00l, la noria de la colonia Aquiles Serdán, en la margen de lo que fue el Río de las Nasas, se ha perforado a 450 metros de profundidad. Ello nos sirve de parámetro para saber a que grado hemos abatido los mantos freáticos hasta llegar al hidroarsenicismo, peligroso y funesto para la salud de los laguneros.
Se habrá notado que hasta ahora hemos utilizado el término de Río de las Nasas al referirnos al que da vida a la Comarca Lagunera. Lo haremos subsecuentemente a través de este estudio por varias razones. Nasa es el artefacto que utilizaban los indios para la pesca. La acepción de Río de las Nasas la hemos encontrado en innumerables documentos históricos de la época colonial y de la conquista, refiriéndose así al que los cronistas de esos tiempos identificaron como el río donde se utilizaba la nasa para la pesca y que era muy popular entre los indios de la Laguna.
A decir verdad, nos hemos determinado cuándo y porqué se le denominó Río Nazas, porqué y cuando la letra “s” se transformó en “z” para obtener el nombre actual. El diccionario define la nasa como un instrumento de pesca y Nazas a nuestro río. Hemos querido, pues, utilizar el término de Río de las Nasas porque realizamos una somera encuesta en documentos antiguos a que hemos acudido como fuentes históricas y en ellos se utiliza más el nombre de Río de las Nasas que el de Nazas. Así, por las épocas que comprende nuestro estudio utilizaremos la acepción de Río de las Nasas.
En tiempos anteriores a la conquista, el Río de las Nasas era caudaloso; sus aguas corrían impetuosas. En tiempos de lluvias, al hacer el cauce su entrada al ahora territorio de Coahuila, las aguas cubrían grandes extensiones de terreno, desde las faldas de la Sierra de las Noas y al norte varios kilómetros, anegando completamente donde ahora se asientan la ciudad de Torreón y Gómez Palacio.
El obispo Mota y Escobar conoció el Río de las Nasas en los primeros años del siglo XVII y lo describe en estos términos:
“Es este río de las Nasas muy caudaloso y de grande creciente todo el año y mucho más en tiempo de las aguas... pero con ser tan grande este río, en tiempos de secas, diez leguas antes de llegar a la laguna (de Mayrán), se hunde a trechos en los arenales y va saliendo en charcos grandes, a donde se va recogiendo y quedando el pescado, y ni más ni menos se seca la laguna por ese tiempo, quedando charcos de tres o cuatro leguas a donde también queda gran cantidad de peces y en lo demás de la laguna que se seca quedan por señal grandes espadañas...”
El ingeniero Alfonso Porfirio Hernández, autor del libro “La Antigua Laguna” utiliza el “término la Región de las Lagunas cuando se habla del conjunto de las tierras de la Laguna, el Valle de Parras y la Sierra...” Y luego se pregunta: “¿ porqué esa designación? Porque fueron varias las lagunas que existieron, primero fue la Laguna de Lipanes, cuando las aguas del Río Nazas con su afluente el Aguanaval, desembocaban en el Bolsón de Mapimí; después, cuando cambió de rumbo y se fue a desembocar a San Pedro, se formó la Laguna de Copala y desapareció la de Lipanes formándose dos lagunas más pequeñas: la de las Liebres y la de Tlahualilo, la primera desapareció con el tiempo por falta de aportaciones de agua.
Con la llegada de los españoles, a la Laguna de Copala se le empezó a llamar Laguna Grande y con el nacimiento de la Misión de Parras se le quedó el nombre de Laguna de Parras aún cuando también se le denominaba Laguna de San Pedro.”
Sin duda alguna, el ingeniero Alfonso Porfirio Hernández es un investigador acucioso y muy competente y lo considero una autoridad en esta materia ya que su profesión es de ingeniero agrónomo especialista en economía. Es por eso que resulta más que interesante el estudio que sobre los ríos de la Comarca y sus lagunas hace en su ameritada obra histórica.
Luego, sobre el Río de las Nasas, dice:
“Cuando el Río Nazas dividió sus aguas enviando una parte de su caudal a la Laguna de Tlahualilo, la Laguna de Parras se dividió en dos, formando la Laguna de Parras y la de Mayrán; la primera era alimentada por el Aguanaval, cuyas aportaciones no eran suficientes por lo cual se dividió formando la Laguna de Viesca. Tiempo después, la Boca de Alamos por donde derramaba el Río Aguanaval a esa laguna se azolvó impidiendo su paso, entonces el Río Aguanaval formó la Laguna Seca.”
Los ríos de las Nasas y Aguanaval se unían a la altura de la Concha y de ahí seguía el curso por el arroyo de las Víboras hasta llegar a la Laguna de Tlahualilo que cesó después.
Sin duda alguna, un inmejorable estudio que aporta el ingeniero Alfonso Porfirio Hernández es sobre el Río de las Nasas en su obra mencionada y que es de justicia reconocer y reproducir.
Considera que nuestro río ha tenido siete etapas en el transcurso del tiempo y las define, sintetizadas, de la siguiente manera:
PRIMERA ETAPA: Corresponde a tiempos antiguos cuando el de las Nasas tenía como afluente al Aguanaval y sus aguas terminaban en el Bolsón de Mapimí al norte del ejido Banco Nacional formando la Laguna de Lipanes, allá por las sierras de Tlahualilo, de Campanas y de Banderas.
SEGUNDA ETAPA: Se inicia cuando el río se bifurca a la altura del Ejido Santoña y un nuevo cauce va a San Pedro donde forma la Laguna de Copala, cuyo diámetro calculaban de 40 a 60 leguas, es decir, entre 230 a 340 kilómetros. Termina la Laguna de Lipanes y se empieza a hablar de la Laguna Grande y después de la de Parras. Es en este tiempo en que empezaron a llegar los españoles a la Comarca Lagunera.
TERCERA ETAPA: Hasta el siglo XVIII el Aguanaval era todavía afluente del de las Nasas, lo cual puede verse en un mapa de 1787 y el río tenía una rama a la Laguna Seca y otra al Charco de Texas.
CUARTA ETAPA: El Aguanaval dejo de ser tributario del Río de las Nasas y por un nuevo cauce ambos ríos llegaban, separadamente, a la Laguna de Copala o de Parras.
QUINTA ETAPA: A partir de 1770 el Río de las Nasas envió sus aguas a la Laguna de Tlahualilo y a la de Parras, por lo que esta última se dividió en dos, la de Mayrán y la de Parras.
SEXTA ETAPA: Se acaba la Laguna de Tlahualilo a principios de siglo antepasado, lo mismo que la Laguna de Parras, quedando únicamente la Laguna de Mayrán, alimentada por el Río de las Nasas y la de Viesca, por el Aguanaval.
SÉPTIMA ETAPA: A partir de 1946, cuando empezó a funcionar la Presa Lázaro Cárdenas. Esta ya es historia moderna.
En varios textos antiguos se habla, en forma reiterada, de las crecientes del Río de las Nasas de 1612, que consideraban los primeros pobladores de la época de la colonia como una de las más grandes pues aseguraban que desde 30 años antes no habían tenido una igual.
El ingeniero Porfirio Hernández en su obra cita una carta que envió en 1786 el padre Dionisio Gutiérrez, en la cual describe lo que era la laguna a la perfección:
“La Laguna que se dice vulgarmente de Parras, no es algún vaso determinado, con aguas estancadas, que significa voz laguna, sino que es desaguando Boca de Calabazas (al oriente de Torreón), el Río Nazas, muy caudaloso en tiempo de aguas, se difunde en el inmenso plano y terreno del Bolsón por varias bocas y se estanca algunas veces en una parte de este inmenso terreno y otras veces en otra a muchísimas leguas de distancia. A principio de siglo pasado desaguaba el Río Nazas en dicha Boca de Calabazas y se difundía en línea recta por el oriente por el cauce que aún todavía se llama San Pedro. Llenaba los bajíos hasta el paraje que llaman de Baján. Llega a un cerrillo que llaman de Santiago, frente del paraje que hoy llaman las Habas; rodaba hacia el paraje hacia las cercanías de Paila por San Gregorio y Cinco Señores; y difundiéndose en varios llanos se acercaba a los confines de Parras hacia San Sebastián del Pozo; y de ahí llegaba hasta el paraje que hoy llaman Baicuco. Este cauce de San Pedro era la caja principal de dicho Río Nazas, pero se dividía otro brazo hacia los Álamos que llaman de San Juan, que regaba los llanos y bosques de San Lorenzo y partiéndose éste, dejando en medio la sierra del Apastle y de Texas, venían a parar sus aguas con las del Río Buenahaval (Aguanaval) que desemboca en la Boca de Álamos.
Porque uno y otro río sin salida para el mar se estanca ya aquí, ya allí, en el inmenso terreno del Bolsón; y por eso se ve que las Bocas que de cuando en cuando abre en este paraje o en el otro, no tiene a los lados paredón de tierra firme, sino que es arena y lamas que traen las aguas.”
miércoles, 24 de septiembre de 2008
El Río de las Nasas/Historia
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1 comentario:
Es encomiable la voluntad de algunos profesores de la Laguna,habilitados como investigadores.
Sin embargo considero que hace falta una investigación más rigurosa, hecha por historadores profesionales, linguistas, antropólogos y otros especialistas que nos aporten una historia de Tlahualilo y la Laguna, coherente y con base cientpifica.
Existen versiones históricas de Tlahualilo con impresiciones y datos que no coinciden en una y otra versión. Hay también mitos y absurdos históricos subidos a blogs, YouTube y a Wukipedia con gran descaro.
Mejor dejemos la investigación histórica a los especialista, y "cada chango a su mecate", o lo que es igual, "zapatero a tus zapatos".
Atte. Juan Abel Bárcenas
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