Amenazas de muerte
Por: Manuel Padilla Muñoz
Un amable lector me pregunta, vía correo electrónico, por qué critico tanto a los políticos y si he recibido amenazas y tengo miedo. Con sumo placer le respondo:
Critico mucho a nuestra clase política ---trato de hacerlo siempre con bases y argumentos sólidos, producto de la investigación y la preparación constante--- porque para hablar bien de nuestra fauna política para eso tienen a sus oficinas de comunicación social y relaciones públicas.
Me digno de tener no solamente la capacidad sino la libertad de poder criticar a nuestros políticos y funcionarios porque no dependo de ellos, porque no soy lambiscón ni su adulador, en suma: no soy ni su vocero ni su bocina como muchos otros cuya labor “periodística” los delata. Soy de los pocos que consideran que el periodismo tiene una función social: la de ser intermediario entre gobernantes y gobernados abanderando siempre las causas populares, las de las mayorías, los de sin voz contra el autoritarismo de la clase gobernante.
Por otra parte, sí he recibido varias amenazas. La más grave es la amenaza de muerte que recibí hace poco tiempo cuando un pelafustán llegó a mi casa, preguntó a mi esposa por mí, asegurándole que traía una pistola para matarme. El pánico, en esos momentos, invadió a mi esposa y a mis hijas menores.
El cobarde sabía muy bien donde encontrarme pero no lo hizo porque su estilo es asustar a las mujeres y niños pero nunca se enfrenta a un hombre como en este caso hubiera sido si de verdad me encuentra.
No conforme con eso, días después fue a la casa de mi suegra a quien le dijo que me mataría.
Mi familia me ocultó por un tiempo estos sucesos hasta que los conocí hace unos días. Por eso, hemos tomado algunas providencias. Primero, preparar una denuncia formal por el delito de amenazas de muerte que prepara el licenciado Secundino Quiroga pues se cuenta con el testimonio de los dos testigos antes mencionados y la identidad del cobarde. Segundo, hemos dejado estos datos precisos en poder de dos personas muy cercanas para que, si algo me llega a suceder, se hagan públicos y se faciliten las investigaciones para el juicio del pueblo.
Tengo el miedo natural de toda persona por lo que escribo y sostengo como hombre. Nunca ha sido un cobarde ni lambiscón al servicio de políticos. Pero alguien tiene que hacerlo aunque estemos muy solos; pero es mejor porque, como las agulas que andan solas; solamente los coyotes y las hienas andan en manada.
¿Conoce Usted la leyenda bíblica de Caín y Abel?
Por: Manuel Padilla Muñoz
Un amable lector me pregunta, vía correo electrónico, por qué critico tanto a los políticos y si he recibido amenazas y tengo miedo. Con sumo placer le respondo:
Critico mucho a nuestra clase política ---trato de hacerlo siempre con bases y argumentos sólidos, producto de la investigación y la preparación constante--- porque para hablar bien de nuestra fauna política para eso tienen a sus oficinas de comunicación social y relaciones públicas.
Me digno de tener no solamente la capacidad sino la libertad de poder criticar a nuestros políticos y funcionarios porque no dependo de ellos, porque no soy lambiscón ni su adulador, en suma: no soy ni su vocero ni su bocina como muchos otros cuya labor “periodística” los delata. Soy de los pocos que consideran que el periodismo tiene una función social: la de ser intermediario entre gobernantes y gobernados abanderando siempre las causas populares, las de las mayorías, los de sin voz contra el autoritarismo de la clase gobernante.
Por otra parte, sí he recibido varias amenazas. La más grave es la amenaza de muerte que recibí hace poco tiempo cuando un pelafustán llegó a mi casa, preguntó a mi esposa por mí, asegurándole que traía una pistola para matarme. El pánico, en esos momentos, invadió a mi esposa y a mis hijas menores.
El cobarde sabía muy bien donde encontrarme pero no lo hizo porque su estilo es asustar a las mujeres y niños pero nunca se enfrenta a un hombre como en este caso hubiera sido si de verdad me encuentra.
No conforme con eso, días después fue a la casa de mi suegra a quien le dijo que me mataría.
Mi familia me ocultó por un tiempo estos sucesos hasta que los conocí hace unos días. Por eso, hemos tomado algunas providencias. Primero, preparar una denuncia formal por el delito de amenazas de muerte que prepara el licenciado Secundino Quiroga pues se cuenta con el testimonio de los dos testigos antes mencionados y la identidad del cobarde. Segundo, hemos dejado estos datos precisos en poder de dos personas muy cercanas para que, si algo me llega a suceder, se hagan públicos y se faciliten las investigaciones para el juicio del pueblo.
Tengo el miedo natural de toda persona por lo que escribo y sostengo como hombre. Nunca ha sido un cobarde ni lambiscón al servicio de políticos. Pero alguien tiene que hacerlo aunque estemos muy solos; pero es mejor porque, como las agulas que andan solas; solamente los coyotes y las hienas andan en manada.
¿Conoce Usted la leyenda bíblica de Caín y Abel?
No hay comentarios:
Publicar un comentario