Expectativas moreiristas
José Guadalupe Robledo Guerrero.
Finalmente, el pasado 19 de octubre se cumplieron los pronósticos electorales de Rubén Moreira. El “carro completo” se consumó al ganar los candidatos del PRI los 20 distritos de mayoría, lo que a decir verdad nadie creía, ni los mismos priistas, pero no hay duda que se logró por un conjunto de factores que se hicieron presentes el día de la elección, los más importantes: La popularidad y aceptación que tiene entre los coahuilenses el gobierno de Humberto Moreira; el indiscutible trabajo de planeación, organización y liderazgo del dirigente del PRI coahuilense, la violencia desatada del crimen organizado, el aumento a los precios de los artículos de consumo, la devaluación del peso, el desempleo, la incapacidad manifiesta del gobierno federal panista y la crisis económica que provocó la voracidad de los rapaces financieros estadounidenses y sus homólogos de otros países, además de otros factores de menor importancia.
La victoria priista fue incuestionable y de una limpieza evidente, a tal grado que no hubo reclamos ante el aplastante triunfo del PRI. Por eso uno de los primeros pronunciamientos salidos de la euforia priista anunciaba su siguiente paso: “Vamos por las diputaciones federales”. Sin embargo, por tradición, la elección federal no se antoja igual a la elección de diputados locales. Para empezar, la renovación de la Cámara de Diputados tendrá el interés y la atención de Felipe Calderón y por supuesto, el dinero del erario federal. Mientras que los Congresos estatales le interesan principalmente al gobernador de cada estado.
Pero aún con todo esto, para las elecciones federales de mediados de 2009, habrá condiciones que obligarán a una mayor participación de los ciudadanos, pues ya estará presente en toda su magnitud la crisis y todas sus desastrozas consecuencias en la economía del país y de los mexicanos, recrudecida con la carga adicional del endeudamiento crediticio de los sectores populares, que sobre todo estimularon dos años antes los bancos, las tiendas departamentales y los supermercados con la emisión de tarjetas de crédito a diestra y siniestra.
Para la elección federal ya no habrá la bonanza que provocó la renta petrolera ni los repartos millonarios a los estados. El desempleo será evidente, fuera del maquillaje y manipulación de las cifras oficiales. En Coahuila y en todos los estados del país se hará presente la crisis económica, y le estará pegando fuerte al bolsillo de los mexicanos, que impotentes verán disminuido su poder adquisitivo. Y ante estas condiciones los ciudadanos mostrarán su inconformidad, pues como dice la sabiduría popular: “Cuando no hay harina, todo es muina”.
En este contexto, Humberto Moreira tendrá que ser muy creativo para mantener su prestigio gobernante en condiciones adversas. Su gobierno, para beneficio de Coahuila, transitó los tres primeros años con la bonanza de la renta petrolera y el aumento presupuestal que arrancó a la federación, pero habrá de caminar los próximos meses, si no es que años, enmedio de una crisis económica de pronósticos reservados.
También es cierto que en estas condiciones nada halagueñas, Humberto Moreira y su gobierno tiene ventaja sobre el gobierno federal panista. Para empezar, en la bonanza construyó infinidad de obras, tanto urbanas como rurales: puentes, caminos, clínicas, hospitales, escuelas, etc.
Pero lo más importante, es que hizo contac- to directo con la ciudadanía que más requiere del apoyo gubernamental, se preocupó por lograr una cercanía con la gente, y con sensibilidad les resolvió muchos de sus problemas inmediatos y rezaga- dos.De allí su popularidad y la contundente aceptación que logró su administración en la elección del pasado 19 de octubre.
Por otro lado, es menester puntualizar que en la pasada elección, la clase media no salió a votar, quizás por ello el PRI ganó con una gran diferencia los 20 distritos de mayoría. Pero en la próxima elección federal, la situación puede ser diferente, pues hay quienes aseguran que esta vez la clase media si concurrirá a las urnas, aunque nadie sabe por el partido que votará, ante las condiciones críticas en que se desarrollará el proceso electoral.
Generalmente, dicen los analistas, la clase media votante se inclina en su mayoría por el PAN, pero esta vez la situación tiene elementos inéditos, la crisis es sólo uno de ellos, pues también hay que considerar la violencia desatada del crimen organizado, cuya responsabilidad es principalmente de la federación, y cuya acción más atemorizante fue el “accidente” donde perdió la vida el Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, que ha sido visto por los mexicanos como un claro atentado de los narcotraficantes supuestamente combatidos. Seguramente estas evidencias de ingobernabilidad y la manifiesta debilidad del gobierno federal habrán de influir en la elección federal.
Por otra parte, ¿Qué sucederá en los sectores populares cuando el gobierno estatal no tenga los recursos suficientes para continuar apoyándolos como hasta ahora lo ha hecho? ¿Qué pasará cuando la federación comience ha hacer proselitismo con todo el respaldo de las finanzas federales? Esa es la incógnita que se despejará a mediados del próximo año.
Por lo pronto, la reciente y arrolladora victoria del PRI en Coahuila le será útil al gobernador Moreira no sólo para convertir en ley sus preocupaciones sociales, sino también para blindar a su administración de las molestas oposiciones que siempre insisten en ver la paja en el ojo ajeno. Ya lo dijo Humberto Moreira: los resultados de la votación del 19 de octubre fueron una aprobación a su gobierno. Ojalá que las nuevas condiciones despierten la imaginación y el ingenio...
robledo_jgr@hotmail.com
José Guadalupe Robledo Guerrero.
Finalmente, el pasado 19 de octubre se cumplieron los pronósticos electorales de Rubén Moreira. El “carro completo” se consumó al ganar los candidatos del PRI los 20 distritos de mayoría, lo que a decir verdad nadie creía, ni los mismos priistas, pero no hay duda que se logró por un conjunto de factores que se hicieron presentes el día de la elección, los más importantes: La popularidad y aceptación que tiene entre los coahuilenses el gobierno de Humberto Moreira; el indiscutible trabajo de planeación, organización y liderazgo del dirigente del PRI coahuilense, la violencia desatada del crimen organizado, el aumento a los precios de los artículos de consumo, la devaluación del peso, el desempleo, la incapacidad manifiesta del gobierno federal panista y la crisis económica que provocó la voracidad de los rapaces financieros estadounidenses y sus homólogos de otros países, además de otros factores de menor importancia.
La victoria priista fue incuestionable y de una limpieza evidente, a tal grado que no hubo reclamos ante el aplastante triunfo del PRI. Por eso uno de los primeros pronunciamientos salidos de la euforia priista anunciaba su siguiente paso: “Vamos por las diputaciones federales”. Sin embargo, por tradición, la elección federal no se antoja igual a la elección de diputados locales. Para empezar, la renovación de la Cámara de Diputados tendrá el interés y la atención de Felipe Calderón y por supuesto, el dinero del erario federal. Mientras que los Congresos estatales le interesan principalmente al gobernador de cada estado.
Pero aún con todo esto, para las elecciones federales de mediados de 2009, habrá condiciones que obligarán a una mayor participación de los ciudadanos, pues ya estará presente en toda su magnitud la crisis y todas sus desastrozas consecuencias en la economía del país y de los mexicanos, recrudecida con la carga adicional del endeudamiento crediticio de los sectores populares, que sobre todo estimularon dos años antes los bancos, las tiendas departamentales y los supermercados con la emisión de tarjetas de crédito a diestra y siniestra.
Para la elección federal ya no habrá la bonanza que provocó la renta petrolera ni los repartos millonarios a los estados. El desempleo será evidente, fuera del maquillaje y manipulación de las cifras oficiales. En Coahuila y en todos los estados del país se hará presente la crisis económica, y le estará pegando fuerte al bolsillo de los mexicanos, que impotentes verán disminuido su poder adquisitivo. Y ante estas condiciones los ciudadanos mostrarán su inconformidad, pues como dice la sabiduría popular: “Cuando no hay harina, todo es muina”.
En este contexto, Humberto Moreira tendrá que ser muy creativo para mantener su prestigio gobernante en condiciones adversas. Su gobierno, para beneficio de Coahuila, transitó los tres primeros años con la bonanza de la renta petrolera y el aumento presupuestal que arrancó a la federación, pero habrá de caminar los próximos meses, si no es que años, enmedio de una crisis económica de pronósticos reservados.
También es cierto que en estas condiciones nada halagueñas, Humberto Moreira y su gobierno tiene ventaja sobre el gobierno federal panista. Para empezar, en la bonanza construyó infinidad de obras, tanto urbanas como rurales: puentes, caminos, clínicas, hospitales, escuelas, etc.
Pero lo más importante, es que hizo contac- to directo con la ciudadanía que más requiere del apoyo gubernamental, se preocupó por lograr una cercanía con la gente, y con sensibilidad les resolvió muchos de sus problemas inmediatos y rezaga- dos.De allí su popularidad y la contundente aceptación que logró su administración en la elección del pasado 19 de octubre.
Por otro lado, es menester puntualizar que en la pasada elección, la clase media no salió a votar, quizás por ello el PRI ganó con una gran diferencia los 20 distritos de mayoría. Pero en la próxima elección federal, la situación puede ser diferente, pues hay quienes aseguran que esta vez la clase media si concurrirá a las urnas, aunque nadie sabe por el partido que votará, ante las condiciones críticas en que se desarrollará el proceso electoral.
Generalmente, dicen los analistas, la clase media votante se inclina en su mayoría por el PAN, pero esta vez la situación tiene elementos inéditos, la crisis es sólo uno de ellos, pues también hay que considerar la violencia desatada del crimen organizado, cuya responsabilidad es principalmente de la federación, y cuya acción más atemorizante fue el “accidente” donde perdió la vida el Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, que ha sido visto por los mexicanos como un claro atentado de los narcotraficantes supuestamente combatidos. Seguramente estas evidencias de ingobernabilidad y la manifiesta debilidad del gobierno federal habrán de influir en la elección federal.
Por otra parte, ¿Qué sucederá en los sectores populares cuando el gobierno estatal no tenga los recursos suficientes para continuar apoyándolos como hasta ahora lo ha hecho? ¿Qué pasará cuando la federación comience ha hacer proselitismo con todo el respaldo de las finanzas federales? Esa es la incógnita que se despejará a mediados del próximo año.
Por lo pronto, la reciente y arrolladora victoria del PRI en Coahuila le será útil al gobernador Moreira no sólo para convertir en ley sus preocupaciones sociales, sino también para blindar a su administración de las molestas oposiciones que siempre insisten en ver la paja en el ojo ajeno. Ya lo dijo Humberto Moreira: los resultados de la votación del 19 de octubre fueron una aprobación a su gobierno. Ojalá que las nuevas condiciones despierten la imaginación y el ingenio...
robledo_jgr@hotmail.com
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