Los rezagos del sexenio
José Armando Esquivel Garza
El gobierno de Humberto Moreira se ha caracterizado por su dinamismo y su búsqueda de concretar resultados en el corto plazo, que lo destaquen de sus antecesores y en el plano nacional.
Este paso vertiginoso ha logrado resultados contrastantes. A mitad de la administración podemos decir que se han hecho muchas cosas. Pero, también podemos decir que nos hemos rezagado en temas muy importantes.
En la búsqueda de grandes resultados se han perdido de vista la competitividad y la viabilidad económica de la entidad. A la par, la inseguridad se ha apoderado de nuestras calles.
Ahora, las crisis económica y de seguridad recorren todos los rincones del estado y con un poco de mala suerte impactarán con fuerza en nuestras comunidades y familias.
Tuvimos tiempo para prepararnos. Las señales estaban en el cielo para que todos las leyeran. Desgraciadamente pocos las compren- dieron y menos las atendieron.
Así, festejamos la llegada de más fábricas en busca de nuestra mano de obra calificada y medianamente barata. Lamentablemente ligada estrechamente al decadente sector automotriz. Todos sabemos por qué nos buscaron para instalarse: porque les convenía. El tironeo previo, sólo era para obtener mayores beneficios fiscales y materiales.
En seguridad, se mantuvo el discurso de que somos el estado más seguro, mientras nuestros vecinos caían en la guerra de los cárteles. Y no pusimos nuestras barbas a remojar, siquiera.
Nuevo León y Tamaulipas vivieron ejecuciones y balaceras en sus calles y nosotros no depuramos nuestros cuerpos policíacos estatales y municipales. Seguramente estamos infiltrados y mal preparados.
Cuando le tocó el turno a Torreón se desplomó el discurso de nuestro “blindaje”, que fue rápidamente sustituido por el de la responsabilidad federal para combatir el crimen organizado. “Nosotros solamente cooperamos”.
En tres años, son cientos de millones que se han gastado en seguridad pública y nuestras policías aún no son confiables. Tanto Fausto Destenave como el procurador Jesús Torres Charles, son figuras patéticas, sin credibilidad ni confianza. Están completamente desgastados.
Al gobierno estatal, sus asesores les dijeron que vendría una crisis económica muy grave, le aconsejó acelerar su búsqueda de inversiones, adelantarse en sus proyectos de obra pública y meterse en otro Plan de Austeridad.
Pero pareciera que no les dijo que también deberían diversificar los clústeres que sustentan nuestra economía, y sobre todo preparar activos del siglo XXI para recuperar competitividad en el mercado global.
El mercado global demanda mentes preparadas, ingenieros, científicos y expertos en tecnologías de la información. Y nosotros solamente ofrecemos mano de obra y terrenos regalados. En un año perdimos 15 mil empleos de este tipo. Mientras nuestro vecino, Nuevo León, logró en el mismo lapso 50 mil y lleva cinco años evolucionando a la Sociedad del Conocimiento. Evidentemente, algo está funcionando mal en Coahuila.
Ante la inminente quiebra o fusión de GM y Chrysler, este tema cobra mucha relevancia. Apostamos nuestro destino a la salud de un enfermo Terminal, y pagaremos por ello. En este espacio tenemos varios años escribiendo al respecto y al parecer el momento llegó.
Pospusimos el reconocimiento del problema, que aún cuando está estallando en nuestra cara, aún hay quien se niega a reconocerlo. Jorge Alanís niega lo evidente. En tanto, General Motors, Ford y Chrysler, ruegan por préstamos de emergencia con el gobierno estadounidense para sobrevivir.
No nos preparamos y el gobierno estatal aún difunde spots propagandísticos de empleos en una planta de camionetas de una empresa que está a punto de desaparecer. Y lo más grave es que aseguran que generan 1300 empleos por mes, cuando las cifras disponibles dicen que este año sólo van 7 mil, la mayor parte eventuales.
Festejamos decenas y decenas de puentes, la planta de la Modelo y Freightliner. En tanto, en Monterrey construyen el mejor parque tecnológico y de investigación de América Latina, enormes parques, depuran sus policías, nuevas líneas del Metro, también muchos puentes, construyen clústers de medicina, biotecnología, nanotecnología y tecnologías de la información.
Sus jóvenes están preocupados por aprender Mandarín, los nuestros apenas andan en el inglés. Sus estudiantes de la carrera de ingeniería aeronáutica visitan una planta de esa actividad en Ramos Arizpe. Nosotros ni siquiera tenemos esa carrera.
Tal vez en unos años esos jóvenes vengan a trabajar en ella como diseñadores y jefes. Nuestros jóvenes sólo serán operarios en ella.
Nos urge ponernos a la par. Requerimos jóvenes educados a niveles de excelencia en ciencias, matemáticas y español. De nada nos sirve tener a un maestro como gobernador si no tenemos el mejor sistema educativo del país.
Reprobamos en competitividad global, el sector manufacturero de Coahuila ha perdido 15 mil puestos de trabajo de 2007 a 2008. En contraste Nuevo León logró 50 mil nuevos empleos en el mismo período. Ellos ocuparon el primer lugar y nosotros el penúltimo.
Construimos el valle de Chrysler, tal vez la más apropiada lápida para uno de los dinosaurios de la era industrial: las grandes armadoras automotrices.
Un gigante que sucumbe en la era de la innovación, la ciencia, la tecnología y el conocimiento. Esperemos que no nos arrastre en su caída.
José Armando Esquivel Garza
El gobierno de Humberto Moreira se ha caracterizado por su dinamismo y su búsqueda de concretar resultados en el corto plazo, que lo destaquen de sus antecesores y en el plano nacional.
Este paso vertiginoso ha logrado resultados contrastantes. A mitad de la administración podemos decir que se han hecho muchas cosas. Pero, también podemos decir que nos hemos rezagado en temas muy importantes.
En la búsqueda de grandes resultados se han perdido de vista la competitividad y la viabilidad económica de la entidad. A la par, la inseguridad se ha apoderado de nuestras calles.
Ahora, las crisis económica y de seguridad recorren todos los rincones del estado y con un poco de mala suerte impactarán con fuerza en nuestras comunidades y familias.
Tuvimos tiempo para prepararnos. Las señales estaban en el cielo para que todos las leyeran. Desgraciadamente pocos las compren- dieron y menos las atendieron.
Así, festejamos la llegada de más fábricas en busca de nuestra mano de obra calificada y medianamente barata. Lamentablemente ligada estrechamente al decadente sector automotriz. Todos sabemos por qué nos buscaron para instalarse: porque les convenía. El tironeo previo, sólo era para obtener mayores beneficios fiscales y materiales.
En seguridad, se mantuvo el discurso de que somos el estado más seguro, mientras nuestros vecinos caían en la guerra de los cárteles. Y no pusimos nuestras barbas a remojar, siquiera.
Nuevo León y Tamaulipas vivieron ejecuciones y balaceras en sus calles y nosotros no depuramos nuestros cuerpos policíacos estatales y municipales. Seguramente estamos infiltrados y mal preparados.
Cuando le tocó el turno a Torreón se desplomó el discurso de nuestro “blindaje”, que fue rápidamente sustituido por el de la responsabilidad federal para combatir el crimen organizado. “Nosotros solamente cooperamos”.
En tres años, son cientos de millones que se han gastado en seguridad pública y nuestras policías aún no son confiables. Tanto Fausto Destenave como el procurador Jesús Torres Charles, son figuras patéticas, sin credibilidad ni confianza. Están completamente desgastados.
Al gobierno estatal, sus asesores les dijeron que vendría una crisis económica muy grave, le aconsejó acelerar su búsqueda de inversiones, adelantarse en sus proyectos de obra pública y meterse en otro Plan de Austeridad.
Pero pareciera que no les dijo que también deberían diversificar los clústeres que sustentan nuestra economía, y sobre todo preparar activos del siglo XXI para recuperar competitividad en el mercado global.
El mercado global demanda mentes preparadas, ingenieros, científicos y expertos en tecnologías de la información. Y nosotros solamente ofrecemos mano de obra y terrenos regalados. En un año perdimos 15 mil empleos de este tipo. Mientras nuestro vecino, Nuevo León, logró en el mismo lapso 50 mil y lleva cinco años evolucionando a la Sociedad del Conocimiento. Evidentemente, algo está funcionando mal en Coahuila.
Ante la inminente quiebra o fusión de GM y Chrysler, este tema cobra mucha relevancia. Apostamos nuestro destino a la salud de un enfermo Terminal, y pagaremos por ello. En este espacio tenemos varios años escribiendo al respecto y al parecer el momento llegó.
Pospusimos el reconocimiento del problema, que aún cuando está estallando en nuestra cara, aún hay quien se niega a reconocerlo. Jorge Alanís niega lo evidente. En tanto, General Motors, Ford y Chrysler, ruegan por préstamos de emergencia con el gobierno estadounidense para sobrevivir.
No nos preparamos y el gobierno estatal aún difunde spots propagandísticos de empleos en una planta de camionetas de una empresa que está a punto de desaparecer. Y lo más grave es que aseguran que generan 1300 empleos por mes, cuando las cifras disponibles dicen que este año sólo van 7 mil, la mayor parte eventuales.
Festejamos decenas y decenas de puentes, la planta de la Modelo y Freightliner. En tanto, en Monterrey construyen el mejor parque tecnológico y de investigación de América Latina, enormes parques, depuran sus policías, nuevas líneas del Metro, también muchos puentes, construyen clústers de medicina, biotecnología, nanotecnología y tecnologías de la información.
Sus jóvenes están preocupados por aprender Mandarín, los nuestros apenas andan en el inglés. Sus estudiantes de la carrera de ingeniería aeronáutica visitan una planta de esa actividad en Ramos Arizpe. Nosotros ni siquiera tenemos esa carrera.
Tal vez en unos años esos jóvenes vengan a trabajar en ella como diseñadores y jefes. Nuestros jóvenes sólo serán operarios en ella.
Nos urge ponernos a la par. Requerimos jóvenes educados a niveles de excelencia en ciencias, matemáticas y español. De nada nos sirve tener a un maestro como gobernador si no tenemos el mejor sistema educativo del país.
Reprobamos en competitividad global, el sector manufacturero de Coahuila ha perdido 15 mil puestos de trabajo de 2007 a 2008. En contraste Nuevo León logró 50 mil nuevos empleos en el mismo período. Ellos ocuparon el primer lugar y nosotros el penúltimo.
Construimos el valle de Chrysler, tal vez la más apropiada lápida para uno de los dinosaurios de la era industrial: las grandes armadoras automotrices.
Un gigante que sucumbe en la era de la innovación, la ciencia, la tecnología y el conocimiento. Esperemos que no nos arrastre en su caída.
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