viernes, 13 de junio de 2008

Las circunstancias no escritas de Rubén Moreira

Las circunstancias no escritas de Rubén Moreira



Por: José Guadalupe Robledo Guerrero.
Para estas fechas ya nadie duda que Rubén Moreira Valdez es el personaje mejor posicionado de la política estatal. Su parentesco e influencia con el gobernador muchísimo le han ayudado, y ha complementado ese poder a través de dirigir la estructura gubernamental mediante los oficios de los funcionarios públicos, que impuestos o no por él, siempre le dan cuentas y le obedecen.
También es indudable que el posicionamiento que ha conseguido Rubén se lo debe a su intenso trabajo político, que ha ido de la mano con la repentina bonanza económica que el PRI estatal experimentó a partir de que se hizo cargo de la Presidencia del “Partido que gobierna Coahuila”. Otro de los secretos, quizás el más importan- te y más conocido, del posicionamiento político logrado por Rubén, es la enorme influencia que tiene para arreglar todo tipo de problemas o para vetar cualquier solución, incluso del mismo gobernador.
Lo cierto, es que Rubén -a dos años y medio de la gestión de Humberto Moreira- es el personaje más destacado del mundillo político aldeano de Coahuila, a tal grado que el moreirismo y otros grupos locales ya lo consideran la carta abierta, y por lo tanto la mejor, para suceder en la gubernatura a su hermano Humberto. Y es precisamente este parentesco el único obstáculo serio y realmente importante, que tiene Rubén para poder sentir aseguradas sus aspiraciones gubernamentales.
Sin embargo, para Rubén Moreira hay varias alternativas. En caso de complicarse su arribo (o asalto como le nombran sus enemigos) a la gubernatura, su cercanía con el poder estatal lo ubica como uno de los más influyentes dedos para señalar al candidato priista, obviamente después de otro poderoso dedo: el de Elba Esther Gordillo. Y en ese trance, Rubén quedaría asegurado con un puesto de elección popular: ¿la Senaduría?, para de está manera seguir construyendo el entramado que lo lleve a la gubernatura, seis años después de que Humberto haya dejado el poder estatal.
Pero antes de que Rubén se ponga a afilar el dedo para señalar a su favorito en la sucesión de su hermano gobernador, está ocupado en conseguir una tarea relativamente fácil: mantener la mayoría de legisladores priistas en el Congreso estatal, pues no hay duda que Rubén -como Presidente del CDE del PRI- obtendrá el triunfo en la mayoría de los 20 distritos electorales, más no en todos como lo ha dicho.
De todos modos, aún sin los 20 distritos en la bolsa, el moreirismo gobernante cantará la victoria parcial -pero mayoritaria- como un triunfo total. Pero este triunfo lo logrará siempre y cuando ceda ante la presión de los grupos priistas del estado que desde hace semanas están pujando por imponer a los suyos en las candidaturas.
Otro de los requisitos que el líder priista debe tomar en cuenta, es seleccionar no sólo a candi-datos conocidos o recomendados, sino que no tengan “cola que les pisen”, porque los francotiradores del PAN se darían vuelo denunciando las malas mañas de sus oponentes.
Para Rubén, la elección de diputados locales será la legitimación de sus aspiraciones gubernamentales y el inicio de su campaña para lograr un cargo de elección popular que requiere para aspirar a la gubernatura de Coahuila.
Hasta hoy se ha escrito mucho acerca de la estrategia rubenista para conseguir un cargo de elección popular. Algunos sitúan a Rubén como el candidato natural a la alcaldía de Saltillo, porque desde ese puesto su hermano Humberto consiguió la gubernatura, y por lo tanto -dicen- el moreirismo repetirá la misma jugada. Además, en términos económicos, el ayuntamiento saltillense tiene sus propios recursos, que bien usados y manejados electoralmente podrán acarrear excelentes dividendos. Al menos así lo dicta la experiencia.
Hay quienes, jalándose las neuronas para no trastocar los mensajes filtrados, acomodan a Rubén como Regidor del próximo cabildo, el que supuestamente es de Jericó Abramo como candidato a alcalde de Saltillo. Pero para quien esto escribe no es más que eso: una jalada de neuronas. Sería una broma de mal gusto infiltrar en el cabildo al político mejor posicionado, aunque fuera para llenar un requisito electorero. Nadie se imagina a Rubén manejando la Alcaldía desde la regiduría, porque no es lo mismo influenciar una decisión que tomarla.
Otros observadores aseguran que Rubén se está preparando para irse a la diputación federal en busca de reflectores y relaciones cupulares en el Congreso de la Unión, lo cual poco necesita ya que desde el PRI estatal ha logrado relacionarse con muchos dirigentes y grupos priistas del país con el apoyo del gobierno coahuilense.
Unos más insisten que Rubén se esperara hasta el final del sexenio, para poder trascender como Senador de la República la gestión gubernamental de su hermano Humberto. Esto sería en caso de que se les complique la sucesión para la gubernatura. Aunque lo único cierto, -dicen los observadores- es que si Rubén va en serio en pos del gobierno de Coahuila, tendrá que llenar el requisito del cargo de elección popular con la alcaldía saltillense o con una diputación federal. Esto es lo ortodoxo, lo políticamente aceptable, lo que dicta la política. Lo demás serían decisiones “inéditas”, para llamarlas de alguna forma...

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen gallo