miércoles, 1 de octubre de 2008

El Río Nazas



El Río Nazas


Redacción.

Extraordinaria foto aérea del Río Nazas donde se puede apreciar el Río Nazas que llega a su término en la “boca” o Cañón de Calabazas; los tres puentes, el del tren, el del tranvía y el ahora color plateado (antes fue anaranjado) para automóviles. Esteban L. Portillo, en su Catecismo Geográfico del Estado de Coahuila, dice del Río Nazas: ”Al llegar al acantilado y angosto Cañón de Fernández, tuerce su cauce hacia el norte y cambiándolo hacia el noreste llega a los dos cerritos que forman la Boca de Calabazas, al poniente de Torreón y sigue hasta la hacienda de Sacramento, sirviendo de límite a los dos estados; de ahí continúa en la parte coahuilense en rumbo divagante hasta depositar sus aguas en la extensa Laguna de Mayrán.”
Hasta 1829, el Río Nazas corría, de Lerdo, hacía el norte para depositar sus aguas en la Laguna de Tlahualilo pero a partir de ese año, cuando azolvó esa laguna, buscó un nuevo cauce y encontró el actual que sirve de límite a Coahuila y Durango hasta llenar lo que fue la Laguna de Mayrán junto con el Aguanaval. “Hubo momentos en que las tres lagunetas formaron una sola, tan grande que parecía no tener fin, desde las cercanías de la Paila hasta Tlahualilo. Orozco y Berra, en su obra, describe a la “La laguna grande de San Pedro o Tlahuelila, la forma el río de Nazas, que en ella viene a terminar; su circunferencia es de unas cuarenta leguas, que llega a sesenta en las crecientes (una legua equivale a 5,573 metros)”
¿Dónde empezaba la Laguna de Mayrán?: “La entrada o “derramadero” de la Laguna de Mayrán estaba muy cerca de donde ahora se encuentra San Pedro de las Colonias. Esta laguna estaba en el distrito de Parras y tenía una extensión de 160 kilómetros, que llegaba a ser hasta de 240 en tiempos de grandes crecientes.”
En tiempos anteriores a la conquista, el Río de las Nasas era caudaloso; sus aguas corrían impetuosas. En tiempos de lluvias, al hacer el cauce su entrada al ahora territorio de Coahuila, las aguas cubrían grandes extensiones de terreno, desde las faldas de la Sierra de las Noas y al norte varios kilómetros, anegando completamente donde ahora se asientan la ciudad de Torreón y Gómez Palacio.
El obispo Mota y Escobar conoció el Río de las Nasas en los primeros años del siglo XVII y lo describe en estos términos:
“Es este río de las Nasas muy caudaloso y de grande creciente todo el año y mucho más en tiempo de las aguas... pero con ser tan grande este río, en tiempos de secas, diez leguas antes de llegar a la laguna (de Mayrán), se hunde a trechos en los arenales y va saliendo en charcos grandes, a donde se va recogiendo y quedando el pescado, y ni más ni menos se seca la laguna por ese tiempo, quedando charcos de tres o cuatro leguas a donde también queda gran cantidad de peces y en lo demás de la laguna que se seca quedan por señal grandes espadañas...”
En 1786, el padre Dionisio Gutiérrez, uno de los primeros cronistas jesuitas, describe lo que era la laguna a la perfección:
“La Laguna que se dice vulgarmente de Parras, no es algún vaso determinado, con aguas estancadas, que significa voz laguna, sino que es desaguando Boca de Calabazas (al oriente de Torreón), el Río Nazas, muy caudaloso en tiempo de aguas, se difunde en el inmenso plano y terreno del Bolsón por varias bocas y se estanca algunas veces en una parte de este inmenso terreno y otras veces en otra a muchísimas leguas de distancia. A principio de siglo pasado desaguaba el Río Nazas en dicha Boca de Calabazas y se difundía en línea recta por el oriente por el cauce que aún todavía se llama San Pedro. Llenaba los bajíos hasta el paraje que llaman de Baján. Llega a un cerrillo que llaman de Santiago, frente del paraje que hoy llaman las Habas; rodaba hacia el paraje hacia las cercanías de Paila por San Gregorio y Cinco Señores; y difundiéndose en varios llanos se acercaba a los confines de Parras hacia San Sebastián del Pozo; y de ahí llegaba hasta el paraje que hoy llaman Baicuco. Este cauce de San Pedro era la caja principal de dicho Río Nazas, pero se dividía otro brazo hacia los Álamos que llaman de San Juan, que regaba los llanos y bosques de San Lorenzo y partiéndose éste, dejando en medio la sierra del Apastle y de Texas, venían a parar sus aguas con las del Río Buenahaval (Aguanaval) que desemboca en la Boca de Álamos.
Porque uno y otro río sin salida para el mar se estanca ya aquí, ya allí, en el inmenso terreno del Bolsón; y por eso se ve que las Bocas que de cuando en cuando abre en este paraje o en el otro, no tiene a los lados paredón de tierra firme, sino que es arena y lamas que traen las aguas.”
Los laguneros debemos conocer la historia de nuestro Río Nazas para que no seamos extranjeros en nuestra propia tierra.

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