Así estamos ahora: !MANOS ARRIBA!
La Laguna, bajo fuego
Por: Manuel Padilla Muñoz
El pasado domingo 28 de septiembre, un grupo de sicarios llegó a una vivienda de la colonia Vicente Guerrero, se llevó a un joven y lo golpearon hasta el cansancio. Luego, los ataron de los pies a la parte posterior de una camioneta y lo arrastraron por las calles de esa populosa colonia, en u n acto de barbarie solamente recordado en la historia de Torreón cuando la “matanza de chinos” en que un grupo de orientales se ocultó en la bóveda del Banco Chino, donde ahora se encuentra el Casino de la Laguna, y llegaron las turbas villistas que tomaron Torreón, los lanzaron desde el segundo piso y en la calle, los lazaban y los de a caballo los arrastraban por la avenida Juárez.
Ejecutados ---casi el centenar pues no hay semana sin ejecutados---, secuestros, decenas de estos, amenazas de bomba, enfrentamientos a tiros entre policías y sicarios o entre estos mismos, como el del lunes 29 en la Durangueña, operativos militares impresionantes, detención de policías preventivos protectores del narco, secuestros express de jóvenes mujeres en antros, sucesos que los laguneros no estábamos acostumbrados a escuchar como de la vida cotidiana de la región.
Creíamos que eso solamente ocurría en otras ciudades del país donde la violencia es ya casi proverbial. Pero, no; llegaron las bandas criminales y “tomaron” la Comarca Lagunera “a sangre y fuego” y ahora esas situaciones empiezan a ser familiares en el vocabulario de los laguneros. La Laguna está, de hecho, bajo fuego, con las manos en alto.
Vivíamos en paz, con una tranquilidad provinciana envidiable que corría en el devenir diario de la Comarca Lagunera. De vez en cuando surgían hechos sangrientos que alteraban a la casi anquilosada sociedad pero que pronto se olvidaban.
La vida provinciana tradicional mexicana era el estereotipo de las gentes de la Comarca Lagunera.
Hoy, la guerra del narco nos invade, nos hunde y nos equipara a un país de Africa, no a un pueblo civilizado.
De todo hemos vivido en la Comarca Lagunera; solo nos falta los actos terroristas de Morelia, no que vemos muy lejanos pues hemos visto que han ocurrido “granadazos” en Ciudad Lerdo. Afortunadamente sin víctimas mortales. Pero los puede haber en cualquier momento.
No podemos negarlo, ¡La Comarca Lagunera está bajo fuego!
FAMILIAS Y NIÑOS, PRIMERO.
“Exiliados por miedo”, se titula un reportaje de la Revista Semanario (No. 139 29/9/08) y entre lo más destacable establece que una agencia de bienes y raíces de Texas, Estados Unidos, reportó a ese medio que las ventas se incrementaron en un 60 por ciento. Parece, agrega, que “el barco se hunde: ¡Familias y niños, primero!”.
La emigración al vecino país del norte de familias laguneras por miedo, por temor al terrorismo, cuya característica principal es que siempre deja víctimas inocentes, ya no es un rumor o una presunción de los pudientes sino una necesidad de buscar seguridad para la familia. Bueno, lo que tienen recursos económicos suficientes para hacerlo sin el peligro de pasar penurias en el Coloso del Norte.
Porque, en contra parte, existe la emigración por necesidad, por falta de oportunidades en su propia tierra, por hambre, pues. Porque en México no hay un gobierno capaz de solucionar la falta de empleos para millones de jóvenes que cada año se integran a la edad productiva aunque tengamos al mal llamado “presidente del empleo” que todo indica generó empleos, pero a los del sector funerario, por tantas muertes del crimen organizado en el país.
Levantemos la copa: Por los clasemedieros, por los que no queremos lo uno ni podemos sustanciar lo otro; por los que nos quedamos estoicos en nuestra propia tierra; por los que esperamos la muerte en nuestra propia casa hundidos en el inminente peligro del “bajo fuego”.
SOMOS REHENES DE LA DELINCUENCIA
Y mientras los laguneros somos rehenes del crimen organizado, de verdaderas bandas delictivas, los responsables de brindarnos seguridad pública, a quienes les pagamos jugosos sueldos para que cumplan esa obligación, el gobernador del estado, Humberto Moreira Valdez y el alcalde panista José Ángel Pérez, están inmersos en otros asuntos que para ellos parecen ser más importantes que la vida de los laguneros y coahuilenses.
Están más preocupados por sacar adelante a sus carnavalescos candidatos a diputados locales, que lo único que dan es risa al electorado por su mediocridad, su bajo perfil político y porque nos han demostrado que los cargos públicos los utilizan como negocio para hacerse más ricos.
Ni el gobernador del estado ni el alcalde de Torreón tiene excusa alguna para no cumplir lo que en su juramento al momento de tomar posesión de sus respectivos cargos prometieron: cumplir y hacer cumplir la ley. Y una de sus ineludibles obligaciones es brindarnos seguridad pública. Garantizar la vida de nuestras familias y nuestros bienes.
Si ni siquiera eso pueden hacer; si tuvieran una pizca de vergüenza, deberían renunciar a sus cargos y dejar que otros, que si puedan, lo hagan. Desgraciadamente, el pundonor, la vergüenza, la hombría, no se da en macetas. Y nuestros gobernantes estatales y municipales están muy carentes de estos atributos.
¡Help!
Por: Manuel Padilla Muñoz
El pasado domingo 28 de septiembre, un grupo de sicarios llegó a una vivienda de la colonia Vicente Guerrero, se llevó a un joven y lo golpearon hasta el cansancio. Luego, los ataron de los pies a la parte posterior de una camioneta y lo arrastraron por las calles de esa populosa colonia, en u n acto de barbarie solamente recordado en la historia de Torreón cuando la “matanza de chinos” en que un grupo de orientales se ocultó en la bóveda del Banco Chino, donde ahora se encuentra el Casino de la Laguna, y llegaron las turbas villistas que tomaron Torreón, los lanzaron desde el segundo piso y en la calle, los lazaban y los de a caballo los arrastraban por la avenida Juárez.
Ejecutados ---casi el centenar pues no hay semana sin ejecutados---, secuestros, decenas de estos, amenazas de bomba, enfrentamientos a tiros entre policías y sicarios o entre estos mismos, como el del lunes 29 en la Durangueña, operativos militares impresionantes, detención de policías preventivos protectores del narco, secuestros express de jóvenes mujeres en antros, sucesos que los laguneros no estábamos acostumbrados a escuchar como de la vida cotidiana de la región.
Creíamos que eso solamente ocurría en otras ciudades del país donde la violencia es ya casi proverbial. Pero, no; llegaron las bandas criminales y “tomaron” la Comarca Lagunera “a sangre y fuego” y ahora esas situaciones empiezan a ser familiares en el vocabulario de los laguneros. La Laguna está, de hecho, bajo fuego, con las manos en alto.
Vivíamos en paz, con una tranquilidad provinciana envidiable que corría en el devenir diario de la Comarca Lagunera. De vez en cuando surgían hechos sangrientos que alteraban a la casi anquilosada sociedad pero que pronto se olvidaban.
La vida provinciana tradicional mexicana era el estereotipo de las gentes de la Comarca Lagunera.
Hoy, la guerra del narco nos invade, nos hunde y nos equipara a un país de Africa, no a un pueblo civilizado.
De todo hemos vivido en la Comarca Lagunera; solo nos falta los actos terroristas de Morelia, no que vemos muy lejanos pues hemos visto que han ocurrido “granadazos” en Ciudad Lerdo. Afortunadamente sin víctimas mortales. Pero los puede haber en cualquier momento.
No podemos negarlo, ¡La Comarca Lagunera está bajo fuego!
FAMILIAS Y NIÑOS, PRIMERO.
“Exiliados por miedo”, se titula un reportaje de la Revista Semanario (No. 139 29/9/08) y entre lo más destacable establece que una agencia de bienes y raíces de Texas, Estados Unidos, reportó a ese medio que las ventas se incrementaron en un 60 por ciento. Parece, agrega, que “el barco se hunde: ¡Familias y niños, primero!”.
La emigración al vecino país del norte de familias laguneras por miedo, por temor al terrorismo, cuya característica principal es que siempre deja víctimas inocentes, ya no es un rumor o una presunción de los pudientes sino una necesidad de buscar seguridad para la familia. Bueno, lo que tienen recursos económicos suficientes para hacerlo sin el peligro de pasar penurias en el Coloso del Norte.
Porque, en contra parte, existe la emigración por necesidad, por falta de oportunidades en su propia tierra, por hambre, pues. Porque en México no hay un gobierno capaz de solucionar la falta de empleos para millones de jóvenes que cada año se integran a la edad productiva aunque tengamos al mal llamado “presidente del empleo” que todo indica generó empleos, pero a los del sector funerario, por tantas muertes del crimen organizado en el país.
Levantemos la copa: Por los clasemedieros, por los que no queremos lo uno ni podemos sustanciar lo otro; por los que nos quedamos estoicos en nuestra propia tierra; por los que esperamos la muerte en nuestra propia casa hundidos en el inminente peligro del “bajo fuego”.
SOMOS REHENES DE LA DELINCUENCIA
Y mientras los laguneros somos rehenes del crimen organizado, de verdaderas bandas delictivas, los responsables de brindarnos seguridad pública, a quienes les pagamos jugosos sueldos para que cumplan esa obligación, el gobernador del estado, Humberto Moreira Valdez y el alcalde panista José Ángel Pérez, están inmersos en otros asuntos que para ellos parecen ser más importantes que la vida de los laguneros y coahuilenses.
Están más preocupados por sacar adelante a sus carnavalescos candidatos a diputados locales, que lo único que dan es risa al electorado por su mediocridad, su bajo perfil político y porque nos han demostrado que los cargos públicos los utilizan como negocio para hacerse más ricos.
Ni el gobernador del estado ni el alcalde de Torreón tiene excusa alguna para no cumplir lo que en su juramento al momento de tomar posesión de sus respectivos cargos prometieron: cumplir y hacer cumplir la ley. Y una de sus ineludibles obligaciones es brindarnos seguridad pública. Garantizar la vida de nuestras familias y nuestros bienes.
Si ni siquiera eso pueden hacer; si tuvieran una pizca de vergüenza, deberían renunciar a sus cargos y dejar que otros, que si puedan, lo hagan. Desgraciadamente, el pundonor, la vergüenza, la hombría, no se da en macetas. Y nuestros gobernantes estatales y municipales están muy carentes de estos atributos.
¡Help!
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