En Coahuila, la democracia tendrá que esperar
Elección de estado
Por: Manuel Padilla Muñoz
Tiene todas las características para calificarla como une elección de estado: los candidatos del partido gobernante (PRI) en el estado fueron impuestos por el gobernador en una elección interna que fue una simulación; se utilizaron los recursos públicos del estado (PRI) y del municipio (PAN); fue una elección inequitativa que violó nuestra Constitución. En suma, ganaron los candidatos que quiso el gobernador y su hermano y tiene ahora un congreso de súper mayoría priista que le garantiza tranquilidad al terminar su mandato.
Hace apenas unos días, en este mismo espacio asegurábamos que Coahuila sería un “espejo” de lo ocurrido en Guerrero, donde el PRI recuperó importantes espacios políticos que había perdido con el PRD, entre ellos los municipios más importantes, y en Coahuila ahora se lleva “carro completo” al ganar los 20 distritos en la entidad.
Cuando Rubén Moreira aseguraba que lograría “carro completo” es porque el llamado “hermano incómodo” tenía 2los pelos de la burra en la mano”. Dispone de todos los recursos e infraestructura del gobierno del estado para que, después de 17 años, la historia se repita y el PRI logre el llamado “carro completo”. No es necesario para esto ser brujo, adivino o agorero, simplemente, los factores que signaron esta elección así lo demostraban.
En ninguna parte de México más que en Coahuila ocurre que el poder del estado se concentra en una sola familia. No se sabe a ciencia cierta donde termina el poder del gobernador y empieza el del dirigente del partido gobernante porque ambos son una amalgama de intereses partidistas, familiares y de grupo.
Para nadie es un secreto que Rubén Moreira dispone de todos los recursos, infraestructura y poder del gobierno del estado que detenta su hermano Humberto. También es cierto que nunca el PRI Coahuila ha tenido un dirigente estatal tan hiperactivo como el “compañero Rubén” que dirige a su partido con el más puro estilo priista antidemocrático, como remembranza del autoritarismo que suponíamos sepultado por la transición a la democracia.
LA LECCIÓN EN TORREÓN
La elección en el municipio de Torreón tiene otra lectura, quizás la más significativa para el futuro. Cuanta razón tiene el regidor Marco Antonio Mora Varela cuando, desde hace meses, aseguraba que el mejor promotor del voto para el PRI era el alcalde panista José Ángel Pérez, por sus errores en sus acciones de gobernar que lo han conducido hasta la crispación social.
En efecto, esta elección tiene como resultado el voto de castigo al alcalde panista; tan as así que incluso muchos panistas no votaron ni siquiera por los candidatos de su partido. Solamente que el costo social y político lo paga el partido.
Para la generalidad de los analistas políticos, la lección en el municipio de Torreón significa que para el PAN es el preámbulo de lo que será, el próximo año, la pérdida del poder municipal que, si todo marcha como se ha negociado, el PRI recuperará Torreón.
Desde esta óptica, la situación política actual podría llevarnos a lo que también anticipamos hace unos días en este mismo espacio: que importantes sectores del PAN Torreón, que consideran que el alcalde es el responsable de la crisis y el divisionismo al interior del partido, busquen su expulsión del partido como inicio de un derrocamiento del alcalde bipolar. “Los focos rojos” en Torreón se han encendido, hoy más que nunca, en el PAN Coahuila. En breve tiempo podríamos ser testigos del canibalismo y el “fuego amigo” al interior del PAN en que, lógicamente, el beneficiario será Guillermo Anaya Llamas.
A fuerza de ser sinceros, la elección Coahuila 2008, nada aporta a la democracia en México. Fue una elección de estado con todos los vicios y trapacerías del viejo autoritarismo priista donde imperó hasta la democracia de alcoba. En materia democrática, Coahuila tendrá que esperar a mejores tiempos.
Molesta solo pensar que fueron muchos millones de pesos los que gastamos los coahuilenses en esta elección para tener a un grupo de diputados mediocres, subyugados al poder del gobernador del estado. Ni modo, los pueblos tienen los diputados que se merecen.
Elección de estado
Por: Manuel Padilla Muñoz
Tiene todas las características para calificarla como une elección de estado: los candidatos del partido gobernante (PRI) en el estado fueron impuestos por el gobernador en una elección interna que fue una simulación; se utilizaron los recursos públicos del estado (PRI) y del municipio (PAN); fue una elección inequitativa que violó nuestra Constitución. En suma, ganaron los candidatos que quiso el gobernador y su hermano y tiene ahora un congreso de súper mayoría priista que le garantiza tranquilidad al terminar su mandato.
Hace apenas unos días, en este mismo espacio asegurábamos que Coahuila sería un “espejo” de lo ocurrido en Guerrero, donde el PRI recuperó importantes espacios políticos que había perdido con el PRD, entre ellos los municipios más importantes, y en Coahuila ahora se lleva “carro completo” al ganar los 20 distritos en la entidad.
Cuando Rubén Moreira aseguraba que lograría “carro completo” es porque el llamado “hermano incómodo” tenía 2los pelos de la burra en la mano”. Dispone de todos los recursos e infraestructura del gobierno del estado para que, después de 17 años, la historia se repita y el PRI logre el llamado “carro completo”. No es necesario para esto ser brujo, adivino o agorero, simplemente, los factores que signaron esta elección así lo demostraban.
En ninguna parte de México más que en Coahuila ocurre que el poder del estado se concentra en una sola familia. No se sabe a ciencia cierta donde termina el poder del gobernador y empieza el del dirigente del partido gobernante porque ambos son una amalgama de intereses partidistas, familiares y de grupo.
Para nadie es un secreto que Rubén Moreira dispone de todos los recursos, infraestructura y poder del gobierno del estado que detenta su hermano Humberto. También es cierto que nunca el PRI Coahuila ha tenido un dirigente estatal tan hiperactivo como el “compañero Rubén” que dirige a su partido con el más puro estilo priista antidemocrático, como remembranza del autoritarismo que suponíamos sepultado por la transición a la democracia.
LA LECCIÓN EN TORREÓN
La elección en el municipio de Torreón tiene otra lectura, quizás la más significativa para el futuro. Cuanta razón tiene el regidor Marco Antonio Mora Varela cuando, desde hace meses, aseguraba que el mejor promotor del voto para el PRI era el alcalde panista José Ángel Pérez, por sus errores en sus acciones de gobernar que lo han conducido hasta la crispación social.
En efecto, esta elección tiene como resultado el voto de castigo al alcalde panista; tan as así que incluso muchos panistas no votaron ni siquiera por los candidatos de su partido. Solamente que el costo social y político lo paga el partido.
Para la generalidad de los analistas políticos, la lección en el municipio de Torreón significa que para el PAN es el preámbulo de lo que será, el próximo año, la pérdida del poder municipal que, si todo marcha como se ha negociado, el PRI recuperará Torreón.
Desde esta óptica, la situación política actual podría llevarnos a lo que también anticipamos hace unos días en este mismo espacio: que importantes sectores del PAN Torreón, que consideran que el alcalde es el responsable de la crisis y el divisionismo al interior del partido, busquen su expulsión del partido como inicio de un derrocamiento del alcalde bipolar. “Los focos rojos” en Torreón se han encendido, hoy más que nunca, en el PAN Coahuila. En breve tiempo podríamos ser testigos del canibalismo y el “fuego amigo” al interior del PAN en que, lógicamente, el beneficiario será Guillermo Anaya Llamas.
A fuerza de ser sinceros, la elección Coahuila 2008, nada aporta a la democracia en México. Fue una elección de estado con todos los vicios y trapacerías del viejo autoritarismo priista donde imperó hasta la democracia de alcoba. En materia democrática, Coahuila tendrá que esperar a mejores tiempos.
Molesta solo pensar que fueron muchos millones de pesos los que gastamos los coahuilenses en esta elección para tener a un grupo de diputados mediocres, subyugados al poder del gobernador del estado. Ni modo, los pueblos tienen los diputados que se merecen.
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