domingo, 24 de agosto de 2008

Las Marchas/Fernando Rangel de León

LAS MARCHAS


Por: Fernando Rangel de León
Habitantes de las ciudades de Torreón, de México, y de otros lugares del país, se están organizando para marchar en los próximos días por las calles para exigir a las autoridades de todos los niveles del gobierno, que pongan fin lo más pronto posible a la inseguridad pública, que en estos ocho meses del 2008 ha cobrado más muertos que los 2 mil 673 de todo el año pasado.
Es muy bueno que la población se organice para las marchas; pero sería mejor que esa organización sea actuar permanentemente contra la inseguridad pública, la que no descansa ni de día ni de noche, los 365 días del año, a todo lo largo y ancho del país; por lo que se requiere la formación de grupos de vecinos para que nombren un representante por cada cuadra, ante la policía – como ya está por hacerse en el DF-.
Otra de las medidas de la organización de la población, es la de una posible huelga de pago de impuestos, en virtud de que el gobierno no está destinándolos para hacer efectiva la seguridad pública, como es su obligación; que el gobierno Federal castigue con penas de prisión a los evasores de impuestos, que abundan dentro de la delincuencia organizada, como ocurrió en los años 30´s en los Estados Unidos, y que fue por lo que pudo encarcelarse a Al Capone, en Chicago.
Porque si la delincuencia hasta ahora ha ganado la batalla a la sociedad, es precisamente porque está bien organizada, contando para ello con todos los elementos necesarios para alcanzar sus objetivos, como son suficientes recursos económicos, bastante equipo humano capacitado y adiestrado, que trabaja incansablemente con orden y disciplina, armamento eficiente y suficiente.
La productividad del crimen organizado hace que sus elementos no deserten ni bajen la guardia, porque sus pingues ganancias les proporcionan no solamente los satisfactores de sus necesidades más elementales, sino para darse una vida de lujos; lo cual no acontece ni de lejos con los pobres agentes policíacos.
Cómo no estará de bien organizada la delincuencia que hasta gozan de la impunidad que dan los hombres del Estado, al que no es al que se le vulnera con sus hechos penales, sino que es a la sociedad a la que daña en sus bienes de la vida, libertad, patrimonio, etcétera.
Si los gobernantes han sido rebasados por la delincuencia organizada, la sociedad no debe dejarse rebasar por ella; para lo cual debe organizarse de manera permanente, formar un frente común y actuar con eficiencia en contra de ella.

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