jueves, 3 de julio de 2008

La Sucesión Presidencial de 1910


LA REVOLUCION MEXICANA EN SAN PEDRO DE LAS COLONIAS (Primera parte)

CAPITULO PRIMERO


"LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL 1910"


En el pueblo de San Pedro de las Colonias se han registrado diversos acontecimientos históricos de suma relevancia, no solo para el desarrollo del municipio sino para el del país mismo.
En el año de 1908, en esta ciudad se editó la primera edición del libro ‘La sucesión Presidencial de 1910’, cuyo autor, Don Francisco Ignacio Madero González, lo concibió y escribió en nuestro entorno.
La gente que se ocupa de la historia señala que el libro la Sucesión Presidencial fue la génesis de la Revolución Mexicana y que si en Dolores Hidalgo se fraguó la conspiración para llevar acabo la Guerra de Independencia, en San Pedro de las Colonias tuvo lugar la conspiración para el inicio dela Revolución Maderista, la cual básicamente buscó la democratización de nuestro país.
En el marco de la conmemoración del primer centenario de la primera revolución social del siglo XX, sin lugar a dudas es necesario recordar que gracias a ese libro escrito en la entonces Villa de San Pedro inicio una era de cambios en nuestro país y recordar también que Madero inició su movimiento democratizador precisamente también aquí, entre nosotros.



EL ORIGEN

Francisco I. Madero González llega a San Pedro de las Colonias en 1893, con la intención de hacerse cargo de la administración de las haciendas algodoneras de su familia, las cuales se ubicaban en la parte baja del municipio.
Francisco nace en las Hacienda del Rosario, de Parras de la Fuente, Coahuila, el 30 de Octubre de 1870. Es hijo de don Francisco Madero Hernández y de doña Mercedes González.
Madero es parte de una familia cuyo patriarca, don Evaristo Madero, es una de las figuras del medio empresarial más importantes del siglo XIX.
Los Madero, según algunos historiadores, son descendientes de una familia de hebreos Sefarditas de la parte Portuguesa de la península Ibérica.
Su llegada a América no está precisada pero se sabe que Evaristo, a su vez, es hijo de José Francisco Madero Gaxiola y Victoria Elizondo.
Con el paso del tiempo, José Francisco se va a vivir a Rió Grande, Coahuila, donde, del matrimonio nace Evaristo Madero Elizondo, quien se dedicara desde su temprana juventud a las actividades financieras y empresariales.
Evaristo Madrero desarrolla una intensa actividad en los años de la Guerra Civil Americana, aprovecha el conflicto para hacer jugosos negocios en esos tiempos, trae algodón de Estados Unidos y lo regresa ya hechos tela.
Adquiere posteriormente la Fábrica de Telas La Estrella, de Parras, y se convierte en un importante empresario textil.
Don Evaristo contrae primeras nupcias con doña Rafaela Hernández, con quien procrea a su primogénito, Francisco Madero Hernández, quien posteriormente engendraría al futuro apóstol de la democracia.
Don Evaristo enviuda pronto y contrae segundas nupcias con doña Manuela Farias Benavides, familiar de Catarino y Ángel Benavides, de quienes hablaremos mas delante.
Ya establecidos en Parras y dedicándose a los negocios de su familia, Francisco Madero Hernández y doña Mercedes González Treviño fundan una familia de la cual el primogénito es Francisco Ignacio.
Por cierto, algunos escritores, políticos y hasta historiadores, dizque muy serios, erróneamente le han llamado Indalecio pero no, su verdadero segundo nombre era Ignacio y así consta en su acta de nacimiento.

La primera infancia de Madero transcurre en la quietud de la vida parrense.
La Hacienda del Rosario toma su nombre porque a las 6 de la tarde todos los días se reza el rosario.
La familia de Panchito, como ya lo llamaban cariñosamente, crece.
Los hermanos Francisco son 13 y fueron Emilio, Magdalena José, Mercedes, Rafaela, Gustavo, Alfonso, Raúl, Julio, Gabriel, Ángela, Evaristo y Carlos.
Madero crece también en un pueblo lleno de mitos y leyendas, de historias de aparecidos, cosa que influirá en forma determinante en su vida y que lo conducirá también al estudio del misticismo.
Madero sale de su pueblo muy pequeño a estudiar. Se podría decir categóricamente que radica más tiempo en San Pedro que en su hacienda natal.

LA EXPERIENCIA EUROPEA

En 1886, Francisco y su hermano Gustavo salen a Nueva York para embarcarse a Europa.
Los adolescentes coahuilenses son inscritos en Liceo de Versalles donde aprenden la cultura europea.
Sin lugar a dudas es muy interesante este periodo.
El joven Madero, muchacho retraído pero de suma inteligencia, conoce la Europa de fines del siglo XIX. Paris en ese tiempo era un hervidero de ideas.
Se acababa de publicar el manifiesto comunista, esta era la época del surgimiento de los grandes movimientos vanguardia, se desarrolla la psicología moderna, la sociología, como ciencia, está en pañales, es el tiempo de Pauster y de los grandes descubrimientos.
Madero, en Paris, se entera de los grandes avances de los países con regímenes democráticos y como estos avanzan a pasos agigantados en la culminación de la Revolución Industrial.
Francisco I. Madero, al conocer Europa, conoce también el contraste entre aquel mundo moderno y desarrollado y el entorno en que ha nacido.
Madero nace en 1873 cuando acaba de Morir Benito Juárez, cuando se acaba de establecer en el Poder Lerdo de Tejada y cuando Porfirio Díaz ya se había levantado en armas en 1871 contra el mismo Benito Juárez con el lema de “Sufragio Efectivo; No Reelección”.
Madero crece en el porfiriato en su país, no conoció durante su vida más que ese régimen autoritario; por eso, sin duda, el choque con otras formas de gobierno fueron determinantes para su formación ideológica.
Madero en Europa estudia con ahínco es una esponja que absorbe todo el conocimiento que tiene a su alcance.
En ese periodo europeo, también Madero empieza a tener contacto con las cuestiones espiritistas.
En esos años, en Paris, existían muchas personas interesadas no solo en los problemas de este mundo sino también en las relaciones con el mas allá.
Esta faceta de Madero ha sido estudiada por muchos investigadores y sin duda es importante comentarla para entender el espíritu místico que le imprimió Madero a la lucha que después emprendería.

MADERO EN ESTADOS UNIDOS

Los hermanos Madero regresan a México después de 1891.
De nuevo, en Parras, la familia decide enviar a Francisco y Gustavo a California para que continúen sus estudios.
En esa ocasión, Gustavo y Francisco son acompañados por sus hermanas Mercedes y Magdalena.
Ellos son matriculados en la universidad de Berkeley y ellas en Notre Dame.
Por cierto, en ese periodo las hermanas de Madero conocen en California a Sara Pérez Romero, quien conocería por referencias en 1893 a Francisco, su futuro marido.
Por cierto, Sarita era tres años mayor que el joven estudiante pero este no fue obstáculo para que iniciaran un noviazgo en 1897 y que se prolongara por varios años.

EL REGRESO A MEXICO

Madero regresa a México en 1892 después de haber estudiado en California; para esos entonces, el joven Madero, en Parras, hablaba ya de la necesidad de realizar un cambio social.
Asombrado de lo que pasaba en Europa y Estados Unidos, Madero empezó a concebir la idea de que si México podía democratizarse podía también convertirse en un país más desarrollado.
Madrero conocía, obviamente, la terrible desigualdad social que existía en nuestro país y desde entonces sabía perfectamente que esta se debía en mucho a los regímenes autoritarios que el país había padecido.
Algunos biógrafos oficiales dicen que don Evaristo Madero decidió enviar a Madero a san Pedro para que se hiciera cargo de las haciendas algodoneras que tenía la familia en San Pedro de las Colonias, las cuales ya para entonces eran las que surtían de materia prima a la empresa textilera ‘La Estrella’.
Bueno, esa es la versión oficialista, porque la versión popular es que don Evaristo, preocupado por las inquietudes de su nieto, comprendió que Madero, en Parras, se podría meter en problemas.
Parras era entonces un pueblo muy conservador; inclusive, se asegura que en ese pueblo pocas personas prestaban atención a lo que Madero decía y ante tanto barullo, el patriarca de la familia decide enviarlo a San Pedro, pensando que al dedicarse a la administración de las haciendas se olvidaría de sus alocadas ideas.


LA LLEGADA A SAN PEDRO

Madero llega a San Pedro de las Colonias en 1893, a los 20 años y se incorpora fácilmente a la vida de aquella villa, que tenia unos 5 o 6 mil habitantes y que en ese tiempo era un emprio agrícola.
Recordemos que después de la guerra civil americana, la industria textilera se arruinó en aquel país y al abrirse las tierras de la comarca al cultivo del algodón, estas surtieron a la industria mexicana de la materia prima para la elaboración de telas.
San Pedro era entonces parte del distrito de Parras. Los Madero se habían hecho en este lugar de grandes extensiones, principalmente en la parte baja, destacándose sus haciendas de Candelaria, Tebas y Palmira.
Madrero, al llegar a San Pedro, se dedica a la agricultura con mucha pasión; inclusive, se habla de que Francisco Ignacio introduce nuevas variedades de algodón e inicia algunas técnicas de la siembra con los conocimientos adquiridos en Estados Unidos.
Madero encuentra en San Pedro en esos años, no solo tierra fértil para sembrar algodón sino también para sembrar sus ideas.
A diferencia de Parras, en San Pedro se encuentra con muchos personajes muy inquietos.
El pueblo de San Pedro era, en esos años, un pueblo muy animado.
Recordemos que nuestro pueblo fue fundado por un puñado de liberales, soldados juaristas que participaron en la Guerra de Reforma y de Intervención; eran gente sin muchos prejuicios sociales y de espíritu, como les digo, muy liberal.
En este pueblo de San Pedro, Francisco Ignacio hace muchas amistades; se cuenta que traba una amistad muy grande con don Francisco Gamez, con los Benavides, en especial, con los que llama Tíos Ángel y Catarino, así como con los hermanos Aguirre Benavides, también oriundos de Parras pero avencinados entonces en San Pedro. Conoce a Gabriel Calzada y muchos personajes más con los que habla de sus ideas democráticas.
Madero, aparte de místico, era, como les comentamos, también un liberal mexicano y perteneció a la respetable logia simbólica Mariano Escobedo número 5, del rito Mexicano, cuyo local se encontraba ubicado en la actual calle Viesca, que fue escenario sin duda de algunas de las más interesantes discusiones que sostuviera Madero para argumentar sus tesis de que México se democratizaba o quién sabe qué pasaría porque con el régimen porfirista muy difícilmente saldríamos adelante.

LA ERA DEL DICTADOR


Madero vive su niñez y juventud en el porfiriato; su familia, como él mismo lo reconocería después, fue beneficiada con el estado de cosas que prevalecían en el país.
Durante muchos años, el Patriarca Evaristo se había favorecido por ese régimen.
Porfirio Díaz había llegado al poder en 1876, después de derrocar al gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.
Como mencionamos, ya en 1871, Díaz se había revelado en Tuxetepec contra la reelección juarista.
Don Porfirio era un general sumamente respetado, con logros notables en campaña, que se distinguió por su honestidad y disciplina pero que, como escribiría Madero posteriormente, como todo señor de la guerra reclamaba también su pago por los servicios prestados a la Patria.
Díaz, antes de asumir el poder, participa en varias asonadas.
Al llegar a la silla, Porfirio Díaz tiene el compromiso moral de no reelegirse, pero su contacto con el poder lo seduce y hace los preparativos para regresar al poder, reformando la Constitución vigente para que esta permita la reelección, pero no en un periodo inmediato.
En su lugar, impuso a su compadre Manuel González, cuyo caótico gobierno hizo que muchos mexicanos imploraran el regreso del General Díaz, quien regresa a la presidencia en 1884 y se quedaría en ella hasta mayo de 1911.
En esos años, Díaz gobierna “con mano de hierro”, pacifica por la fuerza al país.
En esos años, los caminos eran asolados por grupos de bandoleros.
Díaz los extermina poniendo en vigor la famosa Ley fuga, la cual consistía en matar a los delincuentes argumentando que pretendían huir.
Pero don Porfirio no solo logró pacificar por la fuerza al país sino que también logró eliminar a sus críticos aplicando los mismos métodos.
El General logró también realizar importantes obras, como fue el tendido de vías de ferrocarril y la construcción de muchos puertos.
México empezó a crecer, surgieron grandes empresas e industrias; la represión porfirista se justificaba con el auge económico que tenía nuestro país gracias a la mano dura.
México, pensó Madero, crece materialmente, pero su pueblo no prospera debido a que don Porfirio solo reparte sus beneficios entre los que le son fieles.
Se ha creado un sistema en el cual don Porfirio es todo.
La prensa es reprimida; se aplica la receta de “Plata o plomo”.
Francisco I. Madero, en San Pedro, es testigo también del despiadado trato que le dan los hacendados a la peonada.
Ve con sus propios ojos, como la riqueza del oro blanco solo sirve para enriquecer a unos cuantos, la mayoría, por cierto, extranjeros.
En San Pedro, Madero percibe como el régimen se está agotando, como la sociedad Mexicana buscaba ya, para fines del siglo 19, una salida al régimen autoritario.
En México, después del triunfo juarista ante el invasor francés, el partido conservador había sido prácticamente eliminado.
Después de la muerte de Juárez, los liberales se dividieron en Lerdistas y Porfiristas.
Con el triunfo militar de este último, los Lerdistas fueron derrotados y muchos de ellos se pasaron de bando, negociando con el general oaxaqueño.
Porfirio Díaz fue el dueño de la situación.
En el porfirismo surgen, entre la corte del dictador, algunos grupos con su consentimiento; el de los Científicos y otros, como el de Bernardo Reyes, Gobernador de Nuevo León, quien mantenía una aparente rivalidad cordial con el Presidente Díaz, aunque en realidad eran aliados.
Asimismo, se tenían fuertes corrientes de opinión independientes; estas, claro, eran severamente reprimidas, como también lo era la prensa libre.
En ese tiempo, solo la prensa aduladora al General era subsidiada y permitida para circular libremente.
A pesar de la bonaza económica, en lugares como San Pedro de las Colonias existía una gran inquietud y muchos, aunque en fondo eran la misma cosa, veían en el General Reyes una posible salida a la férrea dictadura.
En ese marco, Madero empieza a concebir la idea de participar políticamente, de hacer algo, de iniciar un movimiento para que las cosas cambien en el país.

LA INICIACIÓN POLITICA

En 1902, en la ciudad de Monterrey, un grupo de ciudadanos que aspiraban a formar un partido independiente son reprimidos a balazos; la masacre conmueve al país.
Madero también conoce de la terrible represión contra los Yaquis y la deportación salvaje de esos nobles indios; en esos años se vive la guerra contra los Mayas y la represión a la huelga de Orizaba, donde unos trabajadores textiles exigían mejoras saláriales.
La mano dura del régimen estaba presente.
Con miras a las elecciones de 1904, los mexicanos se organizan para participar en las elecciones presidenciales; se organizan grupos y clubes por el país; se pretende cambiar ya al dictador.
En San Pedro, Madero ha encontrado tierra fértil para sus ideas; se ha organizado con un grupo de amigos y compañeros de la logia, aparte, se ha compenetrado ya en la sociedad sampetrina, donde es estimado por su carácter.
En esos años, Madero practica en San Pedro la medicina homeopática y cura a sus peones con chochitos y ese tipo de medicinas.
De carácter bonachón, Madero se gana el aprecio del pueblo sampetrino; se habla que por las tardes paseaba en la plaza, platicando de las cosas que pasan en el país con los demás vecinos.
Su casa era ya la que está en la esquina de la calle llamada hoy precisamente Madero y la avenida Hidalgo.
Se dice que por las tardes también salía y revisaba la tarea a los niños del pueblo que se acercaban y le daba un centavo a quien habían cumplido bien con sus deberes.
Madero y sus compañeros participan en aquella elección y otra vez la mano dura hace que Díaz gane su enésima reelección.
Pero Madero y los suyos no se desaniman
Con miras a las elecciones estatales de 1905 se preparan, forman una red de clubes anti reeleccionistas, lanzan en San Pedro, como candidato a la presidencia municipal a don Francisco Rivas; en el estado, el partido de Madero compite contra el que después fuera padre de don Artemio del Valle Arizpe.
Las elecciones son fraudulentas.
El día de los comicios, se instala la mesa receptora de votos; la gente acude a sufragar por el señor Rivas pero el gobierno hace fraude, pone otra ánfora y obliga a la gente a votar por el candidato porfirista.
Esto es reprobado por Madero y sus seguidores.
Madero medita las cosas y llega a la conclusión de que esto no puede segur así y empieza concebir la idea de escribir un libro en el cual se trazarán las líneas para la formación de un gran movimiento anti releccionista que participaría en las elecciones presidenciales de 1910.
Continuará...

No hay comentarios: