Resonancia
Por: Humberto González Ordaz
Los laguneros tal vez coordinados por las autoridades o dependencias relacionadas con el abasto de alimentos, como pudiera ser la Secretaria de Economía o la SAGARPA, pudieran volver a los años ochentas, cuando se implementó no solo en La Laguna sino en el resto del país el Programa Mercado Sobre Ruedas, que consistía en que los productores agropecuarios vendieran directamente al público lo que producían. Con ello, los consumidores se ahorraban más de la mitad de lo que adquirían directamente, cosa que no lograban en los negocios de los voraces comerciantes. Así las cosas, por ejemplo si valía un kilogramo de tomate en ese tiempo 4 pesos, lo adquirían en los mercados sobre ruedas a un peso con cincuenta centavos o cuando mucho a dos, y asì por el estilo. En la actualidad, si un empresario de las llamadas tiendas de autoservicio por ejemplo adquiere el kilogramo de melón a un pesos, lo revende hasta en siete u ocho, comprobándose así la voracidad manifiesta de los que requieren que vuelva a nacer otro Francisco Villa para que haga respetar los precios. Desafortunadamente ese medio de comercialización desapareció en parte por la presión de los afectados que en este caso fueron los comerciantes, y por la otra la poca disposición que hubo por parte de los productores, que a la fácil prefirieron vender a precio de miseria el producto de casi un año de esfuerzo y trabajo. En La Laguna, se producen muchos alimentos, como frijol, maíz, hortalizas y frutas, entre otros muchos productos, que llegan al consumidor a precios más que elevados, cosa que no sucedería si se volviera a implementar ese programa de venta directamente del productor al consumidor, pues.
Por: Humberto González Ordaz
Los laguneros tal vez coordinados por las autoridades o dependencias relacionadas con el abasto de alimentos, como pudiera ser la Secretaria de Economía o la SAGARPA, pudieran volver a los años ochentas, cuando se implementó no solo en La Laguna sino en el resto del país el Programa Mercado Sobre Ruedas, que consistía en que los productores agropecuarios vendieran directamente al público lo que producían. Con ello, los consumidores se ahorraban más de la mitad de lo que adquirían directamente, cosa que no lograban en los negocios de los voraces comerciantes. Así las cosas, por ejemplo si valía un kilogramo de tomate en ese tiempo 4 pesos, lo adquirían en los mercados sobre ruedas a un peso con cincuenta centavos o cuando mucho a dos, y asì por el estilo. En la actualidad, si un empresario de las llamadas tiendas de autoservicio por ejemplo adquiere el kilogramo de melón a un pesos, lo revende hasta en siete u ocho, comprobándose así la voracidad manifiesta de los que requieren que vuelva a nacer otro Francisco Villa para que haga respetar los precios. Desafortunadamente ese medio de comercialización desapareció en parte por la presión de los afectados que en este caso fueron los comerciantes, y por la otra la poca disposición que hubo por parte de los productores, que a la fácil prefirieron vender a precio de miseria el producto de casi un año de esfuerzo y trabajo. En La Laguna, se producen muchos alimentos, como frijol, maíz, hortalizas y frutas, entre otros muchos productos, que llegan al consumidor a precios más que elevados, cosa que no sucedería si se volviera a implementar ese programa de venta directamente del productor al consumidor, pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario